Un puente digital para celebrar el continuo intercambio cultural entre Argentina y España. Así se presenta en las redes Revista FlipAr, un proyecto generado en La Plata por la periodista Pilar Muñoz. Música, cine, teatro, arte, diseño, fotografía. “Escribo sobre las experiencias que brinda el arte en cada una de sus manifestaciones” cuenta la creadora del portal, quien encontró en esta revista digital un lugar donde volcar su pasión por la música y las diversas expresiones artísticas, además de mantener un vínculo con sus raíces.
– ¿Cómo nace FlipAr?
En los últimos años me enganché con muchas series y películas de origen español en las que siempre aparecía un personaje argentino o alguna referencia a nuestro país. También, empecé a ver cada vez con más frecuencia que muchas de mis bandas preferidas iban de gira y hasta hacían colaboraciones con grupos de allá.
Mediante esas conexiones, sumadas a un relato familiar en el que España siempre estuvo presente, me fui acercando cada vez más a la cultura española, e intenté decodificar esos lazos que existen con la nuestra desde las corrientes inmigratorias de los años veinte y los exilios de los setenta. Así me dí cuenta de que era un terreno en el que había mucho por explorar. Además, un viaje a España a principios de 2019 terminó de impulsarme a crear un medio que abordara ese continuo intercambio cultural y que sirviera de puente digital entre argentinos y españoles.
– ¿Qué tan inspirador fue ese viaje?
Conocí a mis familiares de Toledo y recorrí los pequeños pero entrañables pueblos de donde partieron mis bisabuelos. Pasé unos momentos inolvidables. Además de hacer más fuerte el vínculo sentimental con el país, en esas semanas comprobé el gran impacto que tiene nuestro arte entre los españoles. Me acuerdo la emoción que me dio cuando, en El Retiro, escuché a un grupo de adolescentes que interpretaba el popular tango “Por una cabeza” de Gardel.
En Madrid aproveché para entrevistar a Alejo Stivel, músico y productor discográfico argentino que vive allá desde los setenta. Nos encontramos en el bar del legendario Hotel Palace y charlamos de cómo vivió el exilio, de cómo le cambió la vida Tequila –la banda que fundó junto a Ariel Rot y que se convirtió en pionera del rock español- y de otras anécdotas que, a mi regreso a La Plata, me sirvieron para escribir la que sería la primera nota de FlipAr.
– ¿Cómo fue el proceso para materializar el proyecto?
Volví del viaje y me puse a trabajar en el proyecto. El nombre fue lo primero que salió: siempre me gustó aprender y hacer paralelismos entre las expresiones de allá y las de acá, sobre todo las de la jerga juvenil, y “flipar” –que es un equivalente a nuestro “copar” o “flashar”- es de mis preferidas. Decidí ponerle la “a” en mayúscula para convertir esa desinencia verbal en una apócope de Argentina y que, así, nuestro país también estuviese representado en el nombre del medio.
Después empecé a trabajar con una diseñadora gráfica la identidad visual, a preparar la página web con un programador y, de a poco, a armar un equipo de colaboradores –tanto periodistas como fotógrafos- de ambos lados del Atlántico.
El lanzamiento de Revista FlipAr fue el 20 de junio de 2019, que en Argentina coincidió con el Día de la Bandera, ese símbolo de pertenencia tan representativo de una nación, fecha que ahora para mí también es simbólica de la comunión que se puede dar entre habitantes de dos territorios.
– Hablemos de vos ¿cuándo surge tu pasión por la música?
Mis primeros pasos en el periodismo estuvieron unidos a la moda; a las crónicas de desfiles, los reportes de tendencias y las entrevistas a diseñadores que, entre 2011 y 2017, hacía para mi blog Pilar de la mòde. Sin embargo, con el paso del tiempo, me cansé un poco de ese mundo, en el que ya casi no encontraba tela para cortar, y de a poco me fui metiendo en el de la cultura rock.
Eso no sólo implicaba la música sino también todo lo que la rodeaba: la fotografía, el vestuario, la dirección de arte y otras tantas aristas de un universo amplísimo en el que descubrí muchas historias que contar. Así, por ejemplo, un día podía relatar cómo era una noche en el bar Pura Vida, al otro podía narrar la vida del agitador contracultural Miguel Grinberg, al siguiente podía analizar músicos íconos de estilo y, después, cubrir un festival multitudinario o reseñar un disco de una banda local. Si bien en mi casa siempre se disfrutó de la música y de chica uno de mis planes favoritos era ir a Musimundo a comprar algún cassette, diría que mi pasión va más allá de la música en sí, que se relaciona más a ese abanico de manifestaciones artísticas que se despliega alrededor de ella, y que nació cuando me aburrí de lo perecedero de la industria de la moda.
– Argentina y España tienen un vínculo especial en lo musical. Además del idioma, ¿qué otros elementos son claves para dicha unión?
Cuando llegué a España tuve una sensación diferente a la que pude tener en cualquier otro país que haya pisado por primera vez: me sentí como en casa. De entrada percibí una conexión tan fuerte que, estoy segura, va más allá de lo cultural y que es difícil de poner en palabras. Creo que tiene que ver con la magia que tira toda esa data genética que tenemos tantos argentinos con raíces españolas. Me di cuenta de que, aunque tengamos acentos y modismos distintos, los argentinos y los españoles pensamos, nos reímos y hasta puteamos de manera parecida. Creo que el elemento clave e innegable para nuestro histórico vínculo es la sangre.
– ¿Cómo ves lo que se generó en esta cuarentena con los músicos de todo el mundo?
Esta situación que estamos viviendo golpea a muchos niveles, no sólo a la salud, y creo que los artistas –músicos, poetas, actores- están poniendo mucho de sí mismos para que el daño anímico sea el menor posible, aun cuando la mayoría de ellos están con serios problemas económicos a raíz del cese de sus actividades. Las diferentes iniciativas que surgen en las redes sociales, como los festivales y los conciertos en streaming o las colaboraciones entre artistas con fines solidarios, son gestos de aliento para la gente, abrazos virtuales que nos acercan a pesar del distanciamiento físico y que nos permiten distraernos.
Sin embargo, coincido con el músico Muerdo en que hay una sobresaturación de contenido y creo que eso puede ser contraproducente tanto para el músico, que no para nunca de producir, como para el público, que gana en ansiedad y necesita estar conectado todo el tiempo con el exterior, lo que le impide conectar consigo mismo.
– ¿Qué vamos a encontrar hoy en FlipAr? Vemos que han incorporado nuevos recursos esta cuarentena…
Como dice Jorge Drexler en su última canción, en FlipAr creemos que “la paranoia y el miedo no son ni serán el modo, de esta saldremos juntos poniendo codo con codo”. Por eso tratamos de brindar a los lectores contenido responsable, que ayude a la concientización pero también a mantener la calma y a hacer el encierro más ameno. Así como las circunstancias actuales están propiciando el surgimiento de nuevas formas de producción y de consumo cultural, también nos llevan a nosotros a modificar las formas de hacer periodismo. Ahora las coberturas de recitales se hacen desde el sillón con el celular, las fotos son capturas de pantalla y las entrevistas, charlas en directo a través de Instagram. Sumamos este último recurso a nuestra agenda semanal, como un lugar de encuentro con distintos artistas argentinos y españoles, con los que charlo acerca de la situación actual pero también sobre todo eso que le preguntaría en una conversación cara a cara. Algunos de los que pasaron: Alejo Stivel, Carlos Tarque, Rizha, La Pegatina, Rayden (desde España); Muerdo, La Mississippi, Los Auténticos Decadentes y Lucas Ferraro (desde Argentina).
– Por último, ¿Qué viene después de FlipAr revista digital?
Como toda iniciativa independiente y autogestiva, FlipAr es una revista hecha a pulmón que va creciendo de a poco, con el valioso aporte de los colaboradores que tiene tanto en Argentina como en España, el necesario apoyo de la gente de la industria cultural –artistas, productores, agentes de prensa, managers- y el fundamental acompañamiento de los lectores. La idea es que el proyecto siga evolucionando, creando lazos entre actores culturales de acá y de allá y, por qué no, que ese puente que hoy proponemos digital algún día llegue a ser tangible.
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Fotos: gentileza Pilar Muñoz
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