Por Silvina Baldino
Querés escaparte del frío argento y lo primero que se te viene a la mente es Brasil, con su clima tropical y sus playas de arena blanca y aguas cálidas. Y en el nordeste, una franja costera que combina el encanto de las ciudades coloniales con las famosas piscinas naturales en el mar.
Nos tomamos un avión a Recife y e hicimos casi 260 kilómetros hasta llegar a Maceió explorando playitas. Fueron 15 días a pleno disfrute. En esta nota, las coordenadas imperdibles y toda la data que necesitás de cada destino.
▸ Porto de Galinhas
Es la puerta de entrada a esta región costera. El nombre original del pueblo era “Porto Rico”, y su importancia radicaba en ser el principal punto de comercio de esclavos que llegaban de África en barco tapados con gallinas para burlar así los controles portuarios. De ahí se fue forjando el nombre Porto de Galinhas y hoy los típicos adornos de gallinitas de colores decoran alegremente el pueblo.
Con más de 32 kilómetros de costa, Porto de Galinhas es un paraíso de fina arena blanca, mar cálido y cristalino, arrecifes de coral, palmeras y manglares, que ostenta playas dignas de considerarse entre las más hermosas de Brasil: al norte Muro Alto y Cupé, donde se encuentra la mayoría de los resorts; y al sur Maracaípe, con sus playas tranquilas y el mar con olas, donde llegan los surfers a demostrar sus habilidades con la tabla.
Imperdibles: que te lleven en jangada (una especie de velero) a las piscinas naturales en los arrecifes de Porto o Maracaípe, si la marea lo permite. Podrás sumergirte y observar pequeños ejemplares de la fauna marina. También los paseos en buggie por los alrededores de Porto.
Dónde comer. Tomar un café y algo rico en el pintoresco espacio de Vendinha (@vendinha_cafe ); comida regional en @beijupira.
Dónde dormir. Nosotros nos alojamos en Xales de Maracaipe, una posada en la primera linea de la playa con todo lo que necesitas para un descanso. Inclusive tiene restaurante con una cocina bien sabrosa. IG: @xalesdemaracaipe
Pero también podés optar por algunos de los hoteles de Muro Alto. Si querés algo tranqui en la zona céntrica, Posada Porto Verde es un pequeño oasis con todas las comodidades (@posadaportoverde).
▸ Maragogi
Es reconocida por sus aguas cristalinas y piscinas naturales (y la Galés como protagonista). Mar turquesa en primavera verano, verde en esta época del año, donde los chaparrones son cosa de todos los días. Esta zona es ideal para hacer snorkel , bucear o simplemente relajarse y disfrutar del alucinante paisaje que ofrece las playitas de las afueras de la ciudad.
Las playas de las afueras de Maragogi son las más buscadas. Al norte está Pontal do Mangue, Antibes y Barra Grande, esta última con más movida en los paradores. Al sur, las de Japaratinga con las agrestes Praia Paraíso dos Coqueirais y Bitingui.
Imperdibles. Subir al Mirante do Cruzeiro, un lugar perfecto para admirar la ciudad desde su punto más alto. También hacerse una escapada a Praia de Carneiros, a 1 hora en auto al norte de Maragogi, una de las playas más hermosas del Noreste brasileño con su famosa Capela de São Benedito a pasitos del mar. Y si tenés ganas de más, descubrí São Miguel dos Milagres, a 1 hora 20 minutos hacia el sur (en auto y cruce en balsa).
Dónde comer. En la Orla marítima de Maragogi (costanera) se ubican los principales bares y restaurantes. Corais do Maragogi (@rest_coraisdomaragogi) y Maragaço. En Barra Grande vale la pena pasar por Dona Marago (@donamarago) y comerse un crepe o una pizza.
Dónde dormir. Maragogi dispone de infinidad de lugares de alojamiento. Nosotros nos alojamos en Recanto de Maragogi (@recanto_de_maragogi), una posada que abrió hace muy poquito de la mano de Claudia y Roberbâo quienes se encargan de que no te falte nada.
▸ Maceió
La capital del estado de Alagoas combina encantos naturales, exquisita gastronomía, excursiones y una infraestructura hotelera de primera clase. El casco histórico es digno de admirar con su arquitectura colonial y neoclásica convertido hoy en destino bohemio.
Uno de los mejores paseos es caminar por la playa de Pajucara, el paseo de jangada como le dicen, que va hasta las piscinas naturales que forma la marea baja, entre la arena y los arrecifes a 2 kilómetros de la costa de la ciudad. También está la playa de Ponta Verde, de aguas transparentes y pocas olas con piscinas naturales y muchas palmeras.
Pero las playitas de Maceió más lindas se encuentran en las afueras. A unos 30 minutos al sur, la paradisíaca Praia do Francês, con sus pisicnas naturales y lindas olas para surfear y una hilera larga de cocoteros. Más al sur, Barra de São Miguel y Gunga. Unos 20 minutos al norte se encuentra Ipioca, una playa rústica con un paisaje paradisiaco donde podés encontrar una pareja de argentinos ofreciendo una experiencia de mergulho en las piscinas naturales de la zona (@lanchaladama).
Imperdibles. Dar un paseo por la costanera de la ciudad.
Dónde comer. Divina Gula, con sus abundantes platos y su atractiva carta (@divinagulabr); Santo Orégano, con sus pizzas a la leña (@santooregano); y Picú (@picui), con los platos magistrales de Wonderson Medeiros.
Dónde dormir. Si buscas movimiento y estructura turística, lo ideal es alojarse en la orla central de Maceió. Las regiones de Pajuçara, Ponta Verde y Jatiúca tienen fácil acceso y una excelente infraestructura para recibir todo tipo de viajeros.
▸ Recife (y Olinda)
La capital de Pernambuco es una de las ciudades más grandes de la costa noreste de Brasil. Tiene una hermosa franja costera pero las playas no son aptas para bañistas por la presencia de tiburones. La franja de riesgo está ubicada a pocos metros de la costa, justo enfrente a la zona hotelera de la ciudad. Por ese motivo, prescindimos de la playa y nos enfocamos en vivenciar el espíritu colonial. Es por eso que nos instalamos en Olinda.
Imperdibles. En Recife vale la pena visitar el Mercado de São José, el más grande de la ciudad donde vas a poder encontrar desde pescados frescos y carne, hasta productos regionales y artesanías. Muy cerquita de ahí el Patio de São Pedro, uno de los lugares más pintorescos de Santo Antonio, el barrio céntrico de Recife. Allí, la Catedral de San Pedro de los Clérigos. Con el piso de adoquines y las casitas de colores alrededor es uno de los lugares más bonitos de la parte histórica de Recife. Si te gusta el arte, visitá el Museo de Arte Moderno de Recife (@mamamrecife), es de entrada libre y gratuita.
En Olinda, vale la pena perderse en las callecitas del casco histórico lleno de colores, iglesias de cinco siglos de vida, calles irregulares, colinas, y atardeceres mágicos desde Vila de Sé.
Dónde comer. Si están en Recife, vayan a Arvo (@arvorestaurante) del chef Pedro Godoy. En Olinda, hay restaurantes que la rompen con sus sabores regionales y la vista panorámica de la ciudad. Por un lado el espacio del reconocido chef César Santos: Oficina do Sabor (@oficinadosaborpe) donde la calabaza rellena son la especialidad del lugar (Jerimum). Por otro lado, Patuá (@restaurantepatua) del chef pernambucano Alcindo Queiroz, con una propuesta de cocina regional con influencia de las raíces africanas. También en Olinda está Beijupirá (@beijupira), donde no podés dejar de pedir Camarão Tropical, unos camarones flambuados en whisky adentro de un ananá. Cuando visiten la zona de Alto de Sé, pasen a comer tapiocas de Vovó (@lastapiocasdevovoolinda).
Dónde dormir. En Olinda hay pequeñas posadas para alojarse. Pero sin duda nuestra mejor elección fue vivir la experiencia de dormir en el Convento Da Conceiçao. Ya en #Pinta te lo contamos > Link.
Datos útiles >>
· Para conocer todas las playitas de esta franja costera es conveniente alquilar un auto.
· Conviene ir en baja temporada para evitar playas aglomeradas. Los mejores meses son septiembre, octubre, noviembre, diciembre, marzo y abril.
· Prueben la comida regional. La combinación de sabores de mar con las frutas tropicales son una locura.
· Tener en cuenta que cuando la marea está alta, los paseos a las piscinas naturales quedan suspendidas. Para seguir este fenómeno, hay una tabla de mareas.