Paraty: un paseo en fotos por esta ciudad colonial brasileña

Por Silvina Baldino

A mitad de camino entre San Pablo y Río de Janeiro, el mágico pueblo de Paraty sorprende con su arquitectura del siglo XVI y sus ambiente cargado de romanticismo. Sin dudas, esta ciudad es como salida de un cuento.

La belleza de Paraty está dentro del casco histórico con sus calles de adoquines y construcciones de la época colonial  con aberturas multicolores; y el encanto está en perderse en algunos de sus tantos bares y pasar horas mirando galerías de arte, casa de decoración y artesanías.

Caminar por su centro histórico es como viajar a otra época: no hay coches por las calles ni tampoco grandes edificios aunque sí carretas. Iglesias, casas tradicionales, talleres de artesanos llegados de diferentes partes del mundo, hasta las tiendas de productos regionales nos transportan a la vida del Brasil en tiempos de colonia portuguesa.

Para alternar entre tanta cita cultural, el entorno natural de Paraty resulta excepcional. El mar y las islas que integran la bahía de Paraty también invitan a dejarse seducir. En total, la ciudad cuenta con unas 50 islas cercanas donde, en muchos casos, la naturaleza está en estado casi salvaje. Llegar hasta allí requiere de pequeñas embarcaciones.

Atardece. La luz amarillenta de los faroles suaviza el blanco calizo de las casas, los adoquines se confunden y el aire fresco invita a seguir caminando. Por la noche, decenas de restaurantes seducen con sus mesas en las calles empedradas o con patios a la luz de las velas donde se puede probar desde tradicionales frutos de mar hasta exóticos platos de distintas partes del mundo.

Un paseo fotográfico por la pintoresca Paraty >>

 

 

  

Las fotos fueron capturadas antes de la pandemia.

 

 

 

 

 

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