Barrios cerrados en City Bell: un fenómeno que sigue creciendo

Los platenses venimos escuchando hablar de los countries hace ya más de 30 años, un fenómeno social y urbanístico que comenzó allá por los años 90 y que se fue multiplicando y consolidando en todas partes del país.

Décadas después el barrio cerrado sigue siendo la opción más elegida entre las familias que deciden mudarse en busca de seguridad y una mejor calidad de vida. Desde San Facundo en Gorina hasta Los Ceibos y Grand Bell en City Bell, que fueron las primeras urbanizaciones privadas, los barrios cerrados fueron multiplicándose y no pararon de crecer en la zona norte de la ciudad de La Plata. Hoy la vida en la naturaleza y el contacto humano se transformaron en un bien preciado.

“Por la 467 una zona que se expande y crece alrededor de los barrios cerrados más consolidados y exclusivos de City Bell.  En los clásicos de siempre Grand Bell, Los Ceibos y Lomas de City Bell casi no hay lotes para construir, hay lindas casas en venta” cuenta Carolina Aulita, conocida como Caza Hogar, quien se desempeña como asesora inmobiliaria. La profesional indica que “hay más de 50 casas para elegir y sus valores de publicación rondan a partir de los USS 400.000”.

Los barrios comparten ciertas similitudes pero a su vez se diferencian entre sí. “Cada barrio con su identidad, impronta y diseño arquitectónico, arboles de años, casas con diferentes estilos arquitectónicos y que además cuentan con amenities, área deportiva y área social, seguridad”, dice Aulita y agrega: “para cubrir la demanda del mercado alrededor de estos barrios se han construido colegios, centros comerciales, restaurantes, pero también se han sumado proyectos de emprendedores que brindan un servicio a los habitantes de barrios cerrados como personal trainers, floristas con su delivery de flores, cocineros con sus propuestas de viandas y de comidas, etc”.

Eugenia Stoessel es interiorista y la creadora de Bohome, un estudio de City Bell dedicado a brindar servicios de asesoramiento y ejecución de interiorismo y decoración. Quienes habitan los barrios cerrados parecen buscar cierta tendencia deco, con propuestas de vanguardia. “Cuando trabajamos en proyectos de interiorismo en propiedades de barrios cerrados, hay una tendencia que se repite: lograr elegancia a partir de la simpleza y la sobriedad. Atrás quedaron los espacios recargados y opulentos”, dice la interiorista.

“En ese sentido, vamos hacia un minimalismo pero cálido a partir del uso de la madera -con el varillado como protagonista-; texturas sofisticadas como el mármol de Carrara o Marquina en revestimientos de baños y cocinas; griferías blancas, negras y doradas; géneros livianos para textiles, y objetos decorativos únicos. Todo sobre un esquema de color neutro y depurado de excesos”, agrega

La demanda de lotes pasó a ser furor y también aumentó considerablemente el número de personas que escapa de las grandes ciudades. La pandemia, entre muchas otras cosas, hizo que la idea de tener una casa al aire libre deje de ser un sueño para convertirse en una feliz realidad. “Sin duda que la pandemia aceleró el éxodo de la ciudad hacia el norte, creciendo así la demanda en estos barrios, donde muchos optaron por comprar lote y construir y otros comprar una casa por no tener que transitar por el proceso de obra”, continúa Aulita.

Asimismo, existen ciertos  factores a tener en cuenta para la elección del barrio “hay que  evaluar y analizar los servicios e instalaciones del mismo, valor de expensas, servicios e infraestructura que ofrece el mismo (seguridad, conexión a internet, calles, luminarias, agua, gas, red cloacal, etc.) y algo fundamental es conocer el reglamento de construcción y convivencia de cada uno y la figura legal del mismo”, agrega la asesora.

Un estilo de vida por elección

La mayoría de las familias coinciden en que la búsqueda está en obtener mayor seguridad y un estilo de vida más tranquilo. Vivir el barrio como el de antes, y la elección del barrio sin duda depende de las necesidades y gusto de cada persona. Micaela tiene 43 años y es madre de dos nenes de 4 y 6 años.  “Mi infancia fue en la calle, con los amigos del barrio. Yo me crié en Gonnet y la vereda era nuestro punto de encuentro con los amigos. Andábamos en bicicleta, jugábamos al carnaval en la vereda”, recuerda con nostalgia la propietaria de una casa de Lomas de City Bell.

“Cuando pensamos en un barrio cerrado lo hicimos en función de lo que queríamos para nuestros hijos. No queríamos algo ostentoso, por eso elegimos Lomas” cuenta. “La idea era buscar un lugar en donde los nenes puedan tener amigos del barrio, andar en bicicleta y que nosotros no tengamos que cerrar con llave la puerta de tu casa todo el tiempo, no tener que poner rejas en la ventana…”.

“Paradójicamente el estar en un barrio cerrado te da la sensación de libertad. Los nenes salen de casa a andar en monopatín, a patear la pelota, y esa sensación de libertad es muy agradable.  Esa fue la idea de ir a vivir aquí, aunque obviamente hay contras, como el tema de las visitas, que deben pasar por el control de acceso y a veces se arman largas colas, pero estamos muy conformes de vivir acá, a pesar de mis ideales porque no coincidía con mi manera de ser y de pensar. Pero la tranquilidad que hoy encontramos no la podríamos tener en una casa a la calle. Y eso es lo que priorizamos”.

 

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