Por Silvina Baldino
Un evento que genera mística e integración. Cada año miles de platenses llegan a Colonia Urquiza para disfrutar del Bon Odori, un ritual japonés en donde se venera a los muertos con baile, tambores y peces con colador.
Son las siete de la tarde. Desde lejos se escuchan los tambores (o taiko), que varían de ritmo e intensidad según lo que estén evocando. Un predio gigante rebalsa de gente de todas las edades. Anfitriones y algunos concurrentes vestidos con yukatas, una especie de kimono de verano. No faltan los cosplayers, jóvenes disfrazados de sus personajes de animé favoritos.
Más de 30 puestos de comidas, souvenirs y ropa. Papel para origami, galletas de la fortuna, kimonos, golosinas, kokedamas (plantas), hashis (palitos para comer), kokeshis (muñecas niponas) y una gran variedad de artículos orientales. En los st ands de comida, ramen (un caldo de fideos preparado a base de carne, pasta miso y salsa de soja), gyozas (empanaditas a base de carne picada y distintos tipos de verduras), yakitori (pincho con pollo), sushi, harumaki (rollo de masa filo, rellena de carne y verdura), tempura (fritura de verdura rallada mezclada con huevo). Para tomar, hay sake (típico destilado de arroz) y cervezas niponas como las Sapporo. Las delicias dulces descolocan los paladares occidentales; y el tradicional helado Melona, vuelve a causar sensación.
Una hora después, el predio ya está a tope y el aroma a frito de las comidas tradicionales es intenso. A medida que los minutos y la noche cae, familias enteras y grupos de amigos se acomodan sobre el césped e improvisan un picnic.
Como cada año, en el recorrido encontramos un sector dedicado a las tradiciones niponas. Cuatro piletas de lona tipo “Pelopincho” con decenas de peces japoneses (Goldfish) que se mueven de acá para allá. La pesca con colador de papel (Kingyo-sukui) es casi un deporte nipón más que un juego de kermesse, y si logras atrapar algún pez te lo llevas a casa. También, un st and de la embajada japonesa, otro donde poder desarrollar la escritura de los nombres y frases en japonés, y un espacio donde te enseñan la ceremonia del té.
El éxito de Bon Odori en la Plata ha tenido tal repercusión que TV Tokio ha estado en Colonia Urquiza para mostrar el festival. Los productores instalaron un st and de la TV japonesa buscando personas que quieran viajar a Japón y participar en el programa. ¿Cuál era la consigna? Expresar frente a una cámara lo que más te gusta de Japón y qué te gustaría hacer si pudieras viajar.
El momento más especial de Bon Odori es cuando se habilita al público la pista para el baile sincronizado en forma circular. Alrededor de la torre (yagura), en la que los tamboreros haiku hacen lo suyo, los anfitriones orientan el ritual colectivo con coreografías típicas bajo los cables con lámparas de papel, llamadas chochin. Y de a poco se suman curiosos e interesados con un poco más de experiencia. Eso sucede en Colonia Urquiza cuando empieza a bajar el sol y las tradicionales luces pintan el cielo y sus primeras penumbras. Esta luminaria representa a los chochin, los espíritus de los ancestros que descienden para celebrar la prosperidad junto con los mortales.
Hubo un día en que la comunidad japonesa de la zona de La Plata pensó en mostrar a la comunidad su cultura. Fue allá por 1999. Con pocos puestos de comida, el Bon Odori no fue un éxito pero sobrevivió y la expectativa creció a pasos agigantados. Un público fiel espera cada segundo sábado de enero, para atravesar las barreras culturales y, aunque sea por un rato, celebrar las diversidades.
La fiesta nipona es un éxito y su popularidad asciende gracias a las redes sociales. Este 2019 la celebración cumplió 20 años. Antes de despedirnos, el cielo explota de fuegos artificiales renovándose la unión de Argentina con la tierra del sol naciente.