Otiliazo: la movida hamburguesera platense

Una hamburguesería platense ha pasado a ser el tesoro de todos. Dicen los especialistas que las burgers de Otilia están entre las mejores de la ciudad. Y hay quienes no las cambian por ninguna. A tal punto, que los fanáticos de ella participan de una movida peculiar: el Otiliazo, donde se forman largas filas en busca de su medallón más deseado.

Mauricio y Julio son los gestores de esta propuesta. Allá por el 2014, esta dupla de hermanos abrió en un pequeño local de calle 50 (frente al Pasaje Rodrigo) para despachar pizzas y empanadas. Al año siguiente, el emprendimiento gastronómico viró. “Comenzamos a ofrecer hamburguesas comunes (congelada), con pan que comprás en cualquier lado” cuenta Mauricio, “hasta que una crítica nos disparó la idea de elaborar nuestra propia hamburguesa y nuestro propio pan”. Fue así que Moscato, Otilia y Fainá pasó a llamarse Otilia, en honor a su bisabuela.

Los hermanos se sienten afortunados del boom que se generó en la zona con la llegada de gr andes hamburgueserías como Foodie o Carne. En Otilia se fue mejorando la receta y lejos de haberse abatido, supieron aprovechar el momento y demostrar que ellos podían elaborar excelentes medallones de carne vacuna. Luego vino El Callejón “y fue ahí donde nos plantamos. Comenzamos a crecer muchísimo; ya teníamos un producto muy bueno pero no lo estábamos visibilizando”. Mauricio y Julio se sienten más que agradecidos a El Callejón, pero en diciembre terminaron el ciclo.

Hoy los encuentra ambientando un nuevo local en la zona de 7 y 41. Allí funciona actualmente el espacio de producción, aunque el salón se está poniendo en condiciones para recibir a los fanáticos de las hamburguesas. Mientras transcurra la obra, se organizan los Otiliazos para que no se haga tan densa la espera.

Findes de #Otiliazo

La idea de esta movida hamburguesera surgió en medio de la mudanza de Otilia. Sin El Callejón y con un nuevo espacio que dem anda tiempo y dinero acondicionar, los creadores de estas hamburguesas decidieron entablar lazos con otros espacios gastronómicos de la ciudad. Denver, Sanguchán y Varsovia fueron algunos de los que cedieron su cocina para preparar las exquisitas hamburguesas Otilia. “Necesitábamos cocinar de nuevo para bancar el lanzamiento del nuevo local, pero también satisfacer la dem anda de los fans que nos reclamaban desde las redes”.

“Estuvimos en lugares donde se generó de pura buena onda, y está genial”, cuenta Mauri. “Nos ayudamos mutuamente: a Denver viene la gente de Otilia, y el público de Otilia conoce a Denver; todo es recíproco. De esta manera generamos conexión con la gente”.

En Otilia tienen bien claro que no son una hamburguesería cualquiera. “Somos una comunidad. La gente que nos sigue sabe que somos personas que hacen hamburguesas, y eso es genial porque se crea un vínculo con el que está del otro lado, que ni siquiera lo vemos como un cliente”, explica Julio. “Una vez nos escribieron por Instagram ‘uh! que ganas de ir pero no tengo plata’ a lo que le dijimos: ‘pasá que yo te invito'”, añade Mauri. “Nos ponemos en su lugar y ellos en la nuestra, porque cuando fallamos en algo saben entender y nos escriben con la mejor onda, y eso que se genera está buenísimo”.

La receta del medallón es única, sólo cambian los topics. “No hay nada tercerizado, hacemos las hamburguesas y el pan casero” dicen, y aclaran: “Lo primero que hacemos cada mañana es amasar el pan, porque el concepto de Otilia es que el producto que consumas sea fresco”.

La hamburguesa que más sale es la Snake (doble medallón, doble cheddar, bacon y cebolla a la plancha). También es muy pedida la Platense (medallón, bacon, cheddar, cebolla caramelizada, lechuga, tomate y salsa Otilia); pero la más singular es la Homero, que contiene los mismos topics que la Snake pero no viene en pan casero sino en ¡donas!. “Se genera curiosidad en el comensal, lo agridulce que produce la carne, el cheddar, la panceta con las donas glaseadas con azúcar impalpable”.

Sin duda, Otilia logró su cometido de marcar presencia en la ciudad con su producto. El pan bl andito, el cheddar que rebalsa y una carne bien condimentada con el punto justo de cocción integran una gran promesa. “Somos personas, no somos cocineros”, dicen y aseguran que la clave del éxito está en el “esfuerzo y perseverancia”.

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