Fushimi Inari: el templo más famoso de Japón

Por Silvina Baldino

El paseo es una experiencia de efectos oníricos. Los senderos bajo miles de puertas torii de un color entre naranja y rojo que conducen hasta la cima del Monte Inari conforman el Fushimi Inari Taisha, el templo más visitado en Japón. Este santuario taoísta (data del año 711) ha sido dedicado a Inari, protector de las cosechas -en especial del arroz, símbolo de riqueza-. Cada uno de las toriis que han sido donadas por particulares, familias y comerciantes que buscan así tener buenas cosechas; tan pegados unos a otros en determinados tramos que apenas si dejan penetrar la luz del sol.

Esta es sin lugar a dudas una de las estampas más espectaculares y mágicas de todo Japón. Inari se encuentra a sólo 10 minutos en tren desde la estación de Kioto. El camino que nos conduce desde la estación a la entrada del santuario no deja lugar a dudas de dónde nos encontramos, ya que un enorme torii nos da la bienvenida. Unos metros más adelante se encuentra la entrada principal flanqueada por dos kitsune, los zorros que guardan la llave de la prosperidad. A lo largo de los 4 kilómetros de recorrido por la colina los encontraremos varias veces, ya que son parte imprescindible de los santuarios dedicados a Inari.

Antes de iniciar el recorrido nos preparamos para el temizu, la ceremonia de purificación que hay que realizar antes de entrar a cualquier templo japonés. Se trata de lavarse las manos y la boca con los cucharones (hishaku) que encontrarás en fuentes de piedra. El ritual es bastante sencillo (conviene observar a los nipones para ver cómo lo hacen), no dura más de 15 segundos y es una buena forma de respetar la cultura y la tradición del lugar.

Tras el temizu, seguimos iniciamos el recorrido por las escaleras que nos conducirán a la colina de toriis. El santuario nos transmite paz y los miles de toriis que marcan el sendero a lo largo de la colina se mimetizan con la naturaleza y van marcando el ritmo del bosque.

A lo largo del paseo te irás encontrando con pequeños santuarios escondidos entre los árboles. Detenerse en alguno de estos solitarios santuarios es realmente bonito y muy inspirador: los pequeños torii de madera, los kitsune mirando fijamente y las piedras centenarias cubiertas de moho le dan un toque especial a la escena. En lo alto de la colina, el santuario principal.

Fushimi Inari me dejó maravillada. Visitarlo es un espectáculo visual que te adentra en lo más profundo de las creencias divinas de Japón. Un lugar con un misticismo, donde se siente una energía diferente.

El paseo en imágenes >> 

 

 

En la web hay nota de Kioto. Acá el LINK

 

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