Por Silvina Baldino
Salir a la ruta para pasar un día de campo y almorzar a la sombra de los árboles es una propuesta más que tentadora. En Castelli, a poco más de 1 hora y media de la ciudad de La Plata, está La Raquel una estancia donde podés vivir una experiencia de historia y tradición en los jardines del emblemático castillo color terracota que vemos sobre la ruta 2 cuando viajamos a la costa atlántica.
La estancia pertenece a la familia de Felicitas Guerrero. Estuvo cerrada durante muchos años porque las inundaciones provocaron problemas edilicios. Hoy se encuentra en proceso de restauración de la mano de la Fundación Manuel Guerrero, Juan Pablo Russo y Valeria Guerrero Cárdenas de Russo, una institución sin fines de lucro comprometida con el desarrollo de la cultura, las actividades solidarias y la producción agrícola sostenible. Hace unos meses reabrió al público con una serie de atractivas propuestas donde se combina la historia del lugar, con la tradición del asado y el disfrute de la naturaleza.
Cecilia Guerrero y Juan Pablo Russo son los actuales representantes de la Fundación Guerrero Russo, y quienes organizan un Día de Campo los fines de semana. Los ingresos que se generan por las actividades y eventos sociales que se hacen en la estancia le permiten afrontar con mayor solidez las obras de conservación de su casco histórico. El ‘castillo de Guerrero’ está cerrado y lo están restaurando para ponerlo habitable y pronto ofrecer el servicio de pernocete. Mientras tanto, todo lo que se hace es al aire libre.
Día de campo
60 hectáreas para disfrutar de la naturaleza, el espacio indicado para reunirse y disfrutar del aire de campo. Mesas debajo de los árboles con la casona y el río como fondo y cocineros con propuestas que van rotando cada fin de semana. Un dato: el lugar es pet friendly.
Cecilia y Juan Pablo son los anfitriones. Junto a sus hijos y su gente de confianza organizan cada almuerzo debajo de los árboles con la casona y el río Salado de fondo. A las 11.30 la tranquera se abre y los visitantes van dejando su auto bajo la sombra de una añosa arboleda. Una limonada o una copa de vino, unas empanadas caseras recién fritas, choricitos al pan y matambrito en la recepción mientras el sommelier Mario Rusmando conduce una cata de vinos.
En La Raquel el asado suele ser el protagonista, y a pocos metros del convite podemos ver alos entendidos preparando sus especialidades al carbón o a leña. Vacío a la cruz, asado al asador y una mesa repleta de ensaladas en el Dia de Campo que disfrutamos. Hay opción vegetariana para quienes no comen carne: empanadas capresse, unas brusquetas con vegetales asados y pastas. Para los niños, un menú especial de pastas. Todo es acercado a las mesas por el personal de la estancia de manera muy amable.
Después del almuerzo campechano, llega el tiempo de recorrer el predio o recostarse en el pasto. Hay lonas y almohadones para quienes gustan de una siesta. Luego Cecilia convoca a los visitantes en los jardines al pie de la casona y ofrece un pequeño relato de la historia del lugar. Más tarde, Daniel Gómez (encargado también del relleno de las empanadas cuyo secreto no revela) nos lleva de recorrido por el predio para contarnos sobre la riqueza botánica que habita en la estancia.
Es momento de la merienda, con una mesa repleta de pasta frola y torta frita recién cocinadas. Y con la panza llena y la satisfacción de haber pasado una jornada distinta y agradable, emprendemos regreso a casa.
Día de Campo: $17.000 por persona: Niños: $3.500.
En instagram: @laraquelestancia
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