Ermides Pottery: vajilla que dice, café y taller

Por Silvina Baldino

“El «algo más» es lo que buscamos, por eso este espacio… que te den ganas de venir, pasear por la tienda, sentarte a tomar un café, hojear un libro y, por qué no, tomar una clase en el taller” relata Florencia Ravera, la creadora de esta novedosa propuesta en una de las esquinas más lindas de City Bell: Ermides Pottery.

Vajilla que Dice y mucho color. En Ermides Pottery encontrás un salón con tazas de variedad de tamaños y formas, teteras, mates, bowls… en solitario o como parte de un kit, como el de la Picada, con pequeños bowls y tablita de madera.  “La novedad del lanzamiento de este espacio son los platos, “todavía no están disponibles en la tienda online”, dice Flor. Ninguna pieza es igual a la otra, todo es artesanal… hecho a mano, pieza por pieza. Y cada una de ellas, un mensaje particular.

A Florencia siempre le gustó el arte. Cuando terminó el secundario viajó desde su San Francisco natal (pcia de Córdoba) a la ciudad de Buenos Aires para estudiar comedia musical. Luego de trabajar durante varios años como manager en distintos proyectos teatrales, quiso darle un giro a su vida. Dejar todo y mudarse a City Bell para construir una nueva vida junto al platense Matías Condorelli, y dedicarse de lleno a otra disciplina artística: la cerámica.

“Empecé a tomar clases hace unos 7 años. Una compañera de teatro tenía un taller de cerámica y comencé a hacerlo como hobby, pero luego me fui metiendo más y más en este mundo, quería saber más y más” cuenta Flor, quien terminó enamorándose de esta nueva profesión. La joven es mamá de una nena de 1 año y 4 meses. “Ni bien nos mudamos a City Bell armamos un taller en casa. A mismo tiempo estudié marketing digital y hace 2 años me lancé con Ermides Pottery en formato digital”, explica.

El amor y la personalidad de su abuela es lo que inspiró a Flor en el nombre: Ermides (y lo de pottery, una obviedad). “.. un símbolo de que todo se puede. Podemos tomar el volante de nuestra vida y conducir sin ningún don aparente…, dice entre lineas el texto que escribió la creadora del lugar y que lo podés leer completo en la entrada del lugar donde una pared con un centenar de gatitos de colores impacta desde lo visual. “Comenzó como un muestrario de color y se convirtieron en un símbolo. Hasta el momento son 168 los gatitos que llevó varios meses de elaboración. Se elaboran con un solo molde, al promedio de 4 por día”, dice Flor y sostiene: “Por más que tengamos un sólo molde, vamos a elaborar mil… no importa cómo, un símbolo de nosotros… de ir para adelante siempre“.

En “Casita Ermides”, como lo llaman sus creadores al lugar, además de la tienda, vas a encontrar un rinconcito con mesas para sentarte a tomar un té o café acompañado de algunas galles o alfajores de Vogot (un emprendimiento de Bahía Blanca con quienes intercambian pastelería y piezas de cerámica) y de un emprendimiento local. Todo artesanal. A un lado, una pared con libros para que puedas agarrar y hojear. También podés echar un vistazo por el Espacio Creativo, donde Flor elabora todas sus piezas de cerámica y donde también comenzará a dictar sus talleres. “No necesitás conocimientos previos ni nada de eso, solamente ganas de desconectar para conectar, de relajar, de probar, de hacer, de disfrutar” dice la joven, quien está delineando su calendario de julio para comenzar con los encuentros. “La idea es también es hacer lugar a un taller de cerámica libre, que venga alguien y elabore lo que le guste con la técnica que elija…” agrega y “que Flor sea la guía de los proyectos que traigan los alumnos”, acota Matías.

Ermides Pottery es un proyecto de Flor pero que con el crecimiento de la marca, y la construcción de este espacio fisico, se ha transformado en un proyecto familiar donde todos hacen su aporte. “Mati se encarga de la la parte administrativa y el diseño del packaging, mi mamá viene de Córdoba una vez al mes y cose los furoshiki (un cuadrado de tela que con pliegues y nudos sircve de envoltorio para la vajilla), mi cuñada elabora algo de la pastelería, mi suegra colaboró con la inversión del local… es un proyecto de familia y estamos felices que así lo sea“, sostiene la ceramista quien considera que el lanzamiento del lugar “fue todo un desafío; cómo íbamos a mostrar el producto, cuántas piezas necesitábamos para llenar la estantería. Nunca produje esta cantidad. Por suerte tenemos piezas en todos los estados, como es un proceso largo…. pero estamos aprendiendo”.

Detrás de cada pieza hay un proceso largo… todas elaboradas a mano. “Nuestra idea acá es que pases por Ermides y que veas cada paso, como el secado de moldes detrás del vidrio… que seas parte.. que se entienda la historia detrás de una tacita”. Flor y Mati coinciden en pensar a Ermides como una colorida experiencia, con recordatorios en forma de vajilla. “Para nosotros la vida sin color no es posible. Lo que queremos transmitir con nuestra vajilla es una palabra, una frase que llegue a alguien, y que movilice, que pase algo más”.

Dónde: Diagonal 93 esq 474, City Bell
En Instagram: @ermedispottery

 

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