Por Silvina Baldino
Jugar con la percepción: escaleras no llevan a ninguna parte, ascensores que no paran en destino, una piscina que no moja. En el MALBA, los espectadores pasivos se convierten en participantes activos con “Liminal”, la primera exposición antológica de Le andro Erlich en todo el continente americano. El título refiere a una zona existente en el umbral de otro espacio; tiene que ver con estar ni en un sitio ni en otro.
Desde hace décadas, el artista argentino (nacido en Buenos Aires) expone internacionalmente en bienales y museos sus esculturas y gr andes instalaciones en el que la apariencia arquitectónica de lo cotidiano juega con la percepción del público desprevenido, desafiando las reglas del mundo material. En el universo de Erlich, la arquitectura de lo cotidiano es un tema recurrente, cuyo objetivo es crear un diálogo entre lo su público cree y ve, al igual que cerrar la distancia entre el espacio del museo o galería y la experiencia diaria.
Lejos quedó el impacto que este porteño causó en 2015 cuando “por un efecto visual” simuló el traslado de la punta del Obelisco a las escalinatas del Malba. Esta vez Erlich jugó con el impacto que causaría la venta de un edificio tan emblemático como el MALBA y colgó un cartel de venta del museo sobre la fachada de Figueroa Alcorta. “Erlich Propiedades vende excepcional propiedad. Apto todo destino. 3 salas de exhibición. 680 obras de arte (Tarsila, Frida, Diego, etc). Cine, Auditorio, Biblioteca, Tienda y Bar. Terraza de 218 m2 / Parking. Piscina climatizada”. Con este tremendo golpe de efecto se arranca el recorrido de “Liminal”.
En la explanada, muy cerca del letrero inmobiliario, se encuentra la instalación “Invisible Billboard”, recreación de una obra similar realizada en Nueva Orleans. Se trata de una escalera que conduce a una precaria construcción que parece flotar en el aire, hecha de cemento, ladrillo a la vista y algunos tachos de pintura acumulados, una suerte de advertencia al visitante de que, una vez dentro de la muestra, nada es lo que parece.
Sin dudas la estrella de esta veintena de instalaciones es “La pileta” (1999), que Erlich presentó por primera vez en la Bienal de Venecia de 2001 y que invita a “nadar” en una piscina real sin mojarse. El impacto que genera pasar por esta primer obra nos lleva a tomar conciencia de la dualidad con lo real, y hace que nos preguntemos en qué circunstancias podríamos afirmar con seguridad que estamos efectivamente aquí o allá.
Conseguir este efecto requiere una simulación verosímil de la vida diaria y, para lograrla, la secuencia de obras en exhibición incluye figuraciones explícitas de la existencia cotidiana en cada una de sus veintiún instalaciones seleccionadas por el curador Dan Cameron: “La vista” (1997), “Conversación en el ascensor” (2012), “Shattering Door” (2009), “Jardín Perdido” (2009), “Vecinos” (1996), “La vereda” (2007), “The Cloud” (2018), “El Avión” (2011), “Puerto de memorias” (2014), “Vuelo nocturno” (2015), “Hair Salon” (2017), “Cadrés Dorés” (2008), “La Sala (Vigilancia II)” (2006), “Six Cycles” (2018) y “El Aula” (2017).
Cada pieza inquieta. Lo curioso es el shock que produce en la percepción, pues algo que vemos tan real en lo cotidiano se convierte por unos minutos en un fenómeno sensorial. De ahí que este fabricante de ilusiones trata una propuesta para todos los públicos, muy recomendable para diferentes estados de ánimo, para ver en soledad o en grupo o incluso con chicos de cualquier edad.
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“Liminal”, Le andro Erlich
Cuándo: hasta el domingo 27 de octubre // Días y horarios: jueves a lunes de 12:00 a 20:00; miércoles: 12:00 a 21:00. Martes: cerrado.
Dónde: MALBA (Museo de Arte Latinoamericano Buenos Aires) Av. Figueroa Alcorta 3415, Palermo.
* Entrada General: $200. Estudiantes, docentes y jubilados acreditados: $100. Menores de 5 años: sin cargo. Personas con discapacidad: sin cargo. Clientes ICBC: 20% de ahorro.
Más info: malba.org.ar