Lo que empezó como un pequeño restaurante de sandwiches en el corazón de City Bell se convirtió en un punto de encuentro y símbolo de pertenencia del barrio. Desde hace 10 años Volga da de comer a los citybelenses que valoran la cercanía y el espíritu familiar, con sus icónicos sandwiches y más, porque Volga supo renovarse sin perder la identidad. Llevan adelante este espacio Victoria Ferroni y Justina Fioravanti, con una mirada innovadora que respeta la esencia del lugar.
El proyecto lo inició Vicky en 2015 junto a su ex pareja y su hermano. “Yo había regresado de Europa, donde estuve viviendo un tiempo, y me pasaba que salía a comer y no encontraba muchas opciones, era todo o tostados o ravioles”, cuenta Vicky. Con toda la inspiración de los pequeños bistró de Europa, donde hay reversiones de platos y sabores innovadores, abrieron Volga en una casona de Cantilo y calle 14c. Empezaron sólo con entrepanes, con panes 100% caseros (de colores y riquísimos) y rellenos pensados para quienes buscan algo distinto y sabroso.
Volga hace honor a las raíces alemanas de Vicky “Elegimos el nombre por el rio Volga”, dice Vicky. “Mi hermano y yo somos descendientes de los alemanes del Volga, y es un homenaje a mis abuelos que fueron hoteleros toda la vida, en Entre Ríos”. Y ese espíritu alemán se trasladó a City Bell: un lugar donde cada plato hable de tradición, de familia y de encuentros sin apuro.
Luego vino la pandemia y cerraron. “Como le pasó a todos los gastronómicos, fue muy duro, pero poco a poco fuimos floresciendo de nuevo en distintos lugares, hasta que se produjo el reencuentro con Justina, quien había trabajado en Volga”. cuenta. Y ahí llegó la reinvención. Juntas decidieron retomar este proyecto en el espacio que habitan ahora: una casa tipo chalet con techo a dos aguas y jardín entre arbustos.
Un recomenzar
Volga cambió, creció, se transformó. Pero algo esencial permanece: el alma del lugar. Hoy ese espíritu lo sostienen Vicky, Justina, y también Bruno Alvarez, a quien consideran más que un encargado. “El es quien maneja todo: salón, cocina, proveedores; y sentimos que es parte fundamental en el desarrollo de este espacio”.
En esta nueva etapa de Volga hubieron ideas frescas y un profundo respeto por la historia que lo hizo un emblema de City Bell. El restaurante está montado en una casa sobre la 474 (ex Pellegrini). Hay mesitas en el salón, en un cuarto de la casa, en el jardín y en la vereda. Sentarse en Volga es como ir a la casa de un familiar. Todo es cálido y la comida sabe como en casa.
A los sandwiches tradicionales, con pan elaborado en el lugar y rellenos sustanciosos y frescos, se le sumaron wraps, tartas, ensaladas y platos de estación. “Tenemos un menú al mediodía que va rotando todos los días de la semana y que son preparaciones tradicionales que gustan a todos”, cuenta Justina. “Ahora hay platos calientes, bien de invierno. Los martes por ejemplo son de Goulash con Spaetzle, receta de los abuelos de Vicky. Miércoles de guiso de lentejas, jueves de Risotto y viernes Pastel de papa”. Es un menú fijo que incluye también sopa del día, limonada o agua y café.
Ensalada Kala.
‘En realidad fuimos mutando algunas cosas pero mantenemos la calidad de los productos. Los ingredientes son frescos y los platos se arman en el momento: los sandwiches, los wraps, las ensaladas”, cuentan. Asimismo, destacan que todo se prepara en el lugar: “el pan para los sandwiches, los wraps y las masas de las tartas se amasan en nuestra cocina”.
En la carta hay una veintena de variedad de entrepanes. Desde clásicos como pollo o crudo y rúcula, hasta más jugados como el de langostinos, el de salmón y el de gírgolas. El sandwiche de la casa es el “Volga’ y lleva queso crema, repollo colorado, tomate, pepinos agridulces y leberwurst. A veces lanzan ediciones especiales, como en época de Navidad el de vitel toné que es un éxito. Miden unos 30 cm. Son chatos y tienen una linda miga, y viene con el pan que se horneó ese día: de pimentón ahumado, de espinaca, cúrcuma, remolacha.. “aunque el color no influye en el sabor”, aseguran.
Entre las ensaladas está la clásica (verdes, tomate, zanahoria, repollo, queso y pollo), la típica Cesar, la Kala (mix de verdes, calabaza asada, queso en escamas, brotes de soja, tomates confitados, mix de semillas) y la Mediterránea con rúcula, espinaca, jamón crudo, peras caramelizadas, queso azul y almendras tostadas. Los wraps de pollo, carne desmenuzada o el vegano (babaganush, champignones, tomates confitados, espinaca y nueces). Las tartas van rotando según el día.
Los jugos naturales tienen los nombres de los abuelos de las chicas. “Son jugos con frutas y verduras sin azúcar, elaborados en el día y los clientes los identifican por los colores”. Además, destacan que todo es elaborado con materia prima de calidad, fresca y cocinamos saludable. “En Volga no hay nada frito”, agregan.
El salón y el patio de Volga, sentirse como en casa.
Las meriendas también tienen su lugar en la carta. “Tenemos un pastelero hace toda la producción. Cheesecake, Tiramisú, Crumble de manzana, budines, Carrot Cake, alfajor de nuez, entre otras preparaciones dulces para acompañar con el café”. Además, hay opciones sin gluten (tartas y piezas de pastelería).
Uno de las propuestas novedosas de Volga es la Meriencena, un estilo brunch en horario vespertino. La propuesta está pensada para compartir e incluye 2 café con leche, 2 croissant rellenos, 1 porción de torta, 1 entrepán a elección y 2 jugos naturales. La meriencena invita a tomar la merienda y cenar temprano. “Se sirve a partir de las 16 y es tan abundante que puede ser la cena”, aseguran las chicas.
Además de la calidad en la cocina y la calidez de los clientes, en Volga también se respira un buen clima puertas adentro. Vicky y Justina mantienen un ambiente laboral ameno, donde todos – desde el equipo de cocina hasta los meseros- trabajan con compromiso y contentos. “Nosotras valoramos mucho eso, que el cliente perciba esa unión y se siente parte del espacio, es muy lindo”.
Volga es algo más que un espacio para comer fresco y rico. Es un lugar con espíritu familiar, donde se combina tradición, renovación y energía barrial. Se nota en la manera en que te reciben, en la carta con sus propuesta honesta y en el vínculo de los vecinos. “Si tenemos que definir a Volga, decimos que es un lugar de encuentro, porque no sólo damos de comer rico, brindamos un lugar cálido para sentirse como en casa (bueno, esto es una casa)”, concluyen.
Vicky Ferroni y Justina Fioravanti, amigas y socias de Volga.
Volga
Dónde: 474 número 323, e/ 13c y Diag 3, City Bell
Cuándo: martes a sábados de 11 a 20 hs
Delivery por Whatsapp al +54 221 506 3520
En Instagram: @volga_citybell