Por Silvina Baldino
Aromas que despiertan recuerdos. A veces, la gastronomía nos remite a los momentos inolvidables de la vida: la casa de los abuelos o la panadería del barrio. Tal impresión es la que percibimos cuando abrimos la puerta de Pedro y Olga, un almacén de sabores donde lo casero llega a las casas de los vecinos de Berisso. Y allí se encuentra Marianela Ondarcuhu, entre ollas, moldes para tortas y preparaciones caseras listas para la venta al público.
¿Por qué Pedro y Olga?, pregunté al tiempo que la dueña de casa me invitaba a degustar una pepa de dulce de zapallo casero. “Con mi novio teníamos unos vecinos que cocinaban rico, un matrimonio típico de abuelos que cocinaban rico y siempre nos compartían algo”, recuerda Marianela muy segura de iniciar un camino en la gastronomía con este emprendimiento: “Quiero abrir un lugar en la que la cocina sea casera, que el espacio sea cálido.. una cocina de abuelos”.
Una esquina que parecía olvidada en pleno corazón de Berisso.Una anfitriona cálida que nos hace sentir como en casa. Panes, alfajores, pasta frolas, cookies, budines y todo tipo de preparación que requiera amasado expuestos en una gran mesa. Un rincón con libros de cocina para hojear sin prisa. Un sector con productos artesanales especialmente seleccionados por la dueña de casa (sal marina en escamas, miel, molinillos con especias, etc). Una delicada ambientación con objetos deco reciclados. Una gran mesada con los elementos necesarios para expresar el arte de la cocina. Horno, anafe, heladera y bacha. Todo (pero ¡todo!) en un mismo espacio. Todo dispuesto para que los vecinos del barrio se sorprendan diariamente con las preparaciones de Marianela.“El cliente llega al local y nunca sabe con lo que se va a encontrar”, cuenta la emprendedora. “Paso por la verdulería y veo bananas lindas, hago muffins de banana; tengo membrillo, preparo pastafrolitas de membrillo… panes hago siempre porque la gente ya está acostumbrada a encontrar, especialmente panes de molde para las tostadas del desayuno; también los alfajores son los que siempre tienen que estar, porque son un clásico de Pedro y Olga”, relata Marianela mientras revuelve las naranjitas confitadas que se están cociendo dentro de una cacerola a fuego lento.
“Busco que las tortas sean tan simple como un bizcochuelo casero con dulce de leche, con amasado de panes, dulces caseros… preparaciones que antes hacían nuestros abuelos”, dice con acento nostálgico. “Se viene la época del pan dulce y trato de que también los ingredientes sean caseros. Coca, mi vecina, me alcanza la cáscara de las naranjas que consume y yo preparo las naranjas confitadas, que después me sirven para hacer el pan dulce”, cuenta entusiasmada y resume: “de un descarte hacés algo productivo, y eso está buenísimo”.
La vida de esta emprendedora se completa con los talleres de cocina que imparte en su espacio. “En las clases todo se prueba, son encuentros donde se charla mucho y donde todos participan en la elaboración de un producto”, dice Marianela y sintetiza: “Con mi trabajo en Pedro y Olga busco transmitir y que me transmitan, me gusta que la gente venga a compartir y que me cuentan de sus experiencias con la cocina”.
Llegó la hora de apuñarse alguna porción de pan dulce de chocolate para compartir en casa con el mate. Con ella, la sensación de haber viajado en el tiempo, a los aromas y sabores de nuestros abuelos. Nos alejamos de la ochava de las calles 10 y 160 con el fuerte anhelo de tener un espacio como este en nuestro propio barrio. Porque en Pedro y Olga nada cae mal, todo se siente bien. Pedro y Olga
Dónde: 10 esq 160, Berisso
Cuándo: todos los días de 10 a 13 y de 16 a 19 hs
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