Dino Feldman estudió Ingeniería en Sistemas y le atraía la magia; Aldana Chiodi geógrafa y periodista. A esta pareja le encantaba viajar pero cada vez que volvían Dino se sentía atrapado, le costaba tener que atenerse a lo cotidiano y al trabajo que había elegido. Hasta que un día, cansados de la rutina decidieron romper con ella emprendiendo un viaje sin fecha de retorno, y convirtieron su experiencia en un estilo de vida.
Recorrieron Sudamérica y el sur de África (Sudáfrica, Botswana, Mozambique y Swazil and) haciendo magia en escuelas, comunidades y en la calle. En 2013 nació Tahiel, su primer hijo, y ¿y qué hicieron? ¡Seguir viajando! Porque si para muchos tener hijos es el fin de los gr andes viajes, para otros es solo un cambio, y ese es el caso de los chicos de Magia en el Camino, un blog que muestra al mundo sus experiencias viajeras.
En una entrevista con Pinta Magazine, Dino nos cuenta cómo se lanzaron a conocer al mundo y su gente, y todo acerca de la experiencia de viajar con chicos.
– Cuando era solamente dos tomaron la decisión de largar todo y emprender viaje sin ticket de retorno. ¿Cómo fue esa decisión?
No fue una decisión fácil ya que yo con 39 años y Aldana con 34 , teníamos todo resuelto, según los parámetros normales de nuestras sociedades. Pero lo hicimos porque las cosas hay que hacerlas en vida y, aunque suene cursi, tenemos una sola. Así que renunciamos a nuestros trabajos (Dino como ingeniero, Aldana como periodista), vendimos nuestro auto, rentamos nuestro departamento y nos fuimos con nuestras mochilas a recorrer parte del mundo.
No fue la decisión de tomarnos un año sabático, fue más que eso, fue tomar la decisión de intentar cambiar de estilo de vida. Es decir, de intentar cambiar la forma frenética en la que uno vive cotidianamente en las gr andes ciudades; de intentar ser nosotros ser los dueños de nuestras decisiones y de nuestro tiempo.
– ¿Cómo se originó Magia en el Camino?
Siempre nos gustó viajar y siempre todo nuestro dinero iba destinado a eso, pero eran viajes cortos, de 15 o 20 días. Yo quería salir de viaje sin fecha de retorno, quería volver cuando tuviera ganas de volver y no cuando tenga la obligación de hacerlo. Magia en el Camino surge como la “materialización” de ese sueño. En julio de 2009 tomamos la pequeña/gran decisión que nos cambió para siempre. Dejamos gran parte de lo que teníamos y lo que hacíamos y nos dedicamos a hacer lo que más nos gusta: viajar, escribir, fotografiar y hacer magia. En ese momento yo llevaba 5 años estudiando magia a modo de terapia porque no estaba conforme, ni con la vida que eso me implicaba. Cuando comenzamos la aventura, la magia iba a ser sólo una herramienta de financiamiento, pero apenas iniciamos el primer gran viaje se transformó en una herramienta de conexión increíble con la gente de todo el mundo.
– Cuando nació Tahiel estaban también con el lanzamiento de su primer libro “Magia es viajar”. ¿Cómo fue la decisión de volver al estilo de vida que habían elegido junto a su hijo?
Desde que supimos que estábamos embarazados, nos dijimos que íbamos a intentar mantener el estilo de vida que habíamos escogido junto a él, pero siendo muy flexibles por supuesto. Lo que queremos hacer es un mix entre viajar, con todo lo que eso implica, y el estar en nuestro lugar que por ahora es Buenos Aires. Queremos darle raíces y alas. Las raíces entendidas desde los afectos, de las relaciones sociales con sus amigos y familiares, y las alas entendidas como la libertad para que él pueda conocer las opciones y elegir hacer lo que quiera hacer. (Para entenderlo mejor, no dejen de leer este post que escribió Aldana).
– ¿Qué fue lo más difícil de haberse convertido en padres viajeros?
Si bien Tahiel es un chico que se adapta a todo, nosotros tuvimos que hacer un gran esfuerzo para darnos cuenta que ya no podíamos seguir viajando de la misma manera como lo veníamos haciendo. Tuvimos que entender que nuestras necesidades no son las de él. Él necesita jugar como cualquier chico y si no le dábamos ese espacio en los viajes estábamos oficiando muy mal de padres. Comenzamos a tener la rutina de ir a plazas de juegos para niños en cualquier lugar que visitábamos. La comida, por ejemplo, ya no podía ser “picar algo” y seguir. Tahiel requería su tiempo para comer. O la hora de su siesta, cuando aún la dormía, también había que respetarla. Siempre que se podía se intentaba favorecerlo, cuando no, él se adaptaba. Pero de seguro los viajes ya no son ni serán como antes de que él llegara a nuestras vidas. Nos quitó algunas cosas pero lo que nos aportó es infinitamente más, en todo sentido. Ahora ya está un poco más gr ande y los últimos viajes fueron muy diferentes, compartimos mucho más con él. Todo va cambiando y todos nos vamos adaptando.
– ¿Qué desventajas encuentran en viajar con chicos?
Creemos que hay más ventajas que desventajas, pero el tema es lograr cambiar el chip de los padres para entender que es otro tipo de viaje y que eso nos afecte. A Aldana le costó mucho entender que esa “libertad viajera” que tenía antes no iba a poder recuperarla por un tiempo. Una vez que cambió el chip pudo disfrutar de todo lo bueno que es viajar con tus hijos. (En el blog, Aldana escribió sobre esto: post 1 y post 2)
– ¿Qué les recomendás a quienes quieren llevar a sus niños pequeños a un destino de los que no suelen ser para niños y no se animan?
Habría que definir primero qué significa un destino que no suele ser para niños. En general, uno asocia los destinos de ciertos países africanos, latinoamericanos o asiáticos como destino no ideales para niños, pero creemos que siempre depende qué se haga en ese destino y qué se visite. Perfectamente se puede viaja con ellos tomando las medidas preventivas necesarias que, posiblemente, no debamos tomar en otros lugares. Nosotros recomendamos que se asesoren y que si realmente quieren hacerlo, no dejen de hacerlo.
Igualmente, uno como padre tiene que pensar si lo vamos a disfrutar con ellos siendo tan pequeños o es preferible esperar un poco (sabemos que la ansiedad a veces es más fuerte). Por ejemplo, yo sueño con ir con Tahiel a África, pero prefiero esperar porque, más allá de que debería darle varias vacunas, me gustaría que él disfrute y recuerde ese viaje de manera especial. Hacerlo a sus tres años no es lo mismo que hacerlo cuando tenga 6, 7 u 8. Entonces prefiero dejarlo para más adelante.
Por otra parte, también hay destinos en las ciudades que no son para chicos, por ejemplo, algunos museos (aunque ahora muchos tienen actividades para niños). Si el sueño de los padres, por decir algo, es visitar el museo del Louvre, y lo van visitar acompañados por su hijo de 2 años, posiblemente no la van a disfrutar de la misma manera que si lo hicieran solos. Al menos no como lo soñaron. Cosas así deben ser tenidas en cuenta ante cada paseo para adultos que lleven adelante en los viajes (sea en el destino/país que sea). Quizás la opción sea ir de a uno y luego comentan cuando el nene se duerma (risas). Con Aldana muchas veces nos separamos para visitar lugares en particular. Uno se quedaba con Tahiel en una plaza y el otro visitaba el lugar. Por ejemplo una vez Aldana entró al Museo de las Relaciones Rotas en Zagreb y yo me quedé jugando con Tahiel afuera o también una vez yo entré al museo de Leonardo Da Vinci en Roma mientras Aldana se quedó jugando con Tahiel en la Piazza del Popolo. Todos disfrutamos y no hubo conflicto. Cada uno conoce a sus hijos como para saber a dónde los puede llevar y a dónde no. A veces los chicos nos sorprenden. (Al final de este post, Aldana y Dino cuentan un experiencia relacionada con este tema).
– ¿Qué crees que se le aporta a la vida de un niño el recorrer destinos lugares del mundo?
A los chicos les activa sus sentidos. No es lo mismo oler, ver, tocar, escuchar y saborear algo de primera mano que leerlo o que se lo cuenten en el colegio. Además yo creo que los viajes le llenan el cerebro de recuerdos mucho más que a un chico que vive sus días de manera más rutinaria. Les aporta conocimiento de la diversidad, lo que hace que para ellos la diversidad pase a ser algo “común” y no algo extraño. Y, como solemos decir, la ignorancia es la madre de la intolerancia. Conocer los lleva a ser más tolerantes, los hace ser más sociables y adaptables a las circunstancias que los rodean, los hace conocer y respetar más el medio en el que viven (claro que siempre teniendo en cuenta la actitud pro activa de los padres hacia estos temas).
Por otro lado, a la familia le permite compartir tiempo de calidad y conocerse más en situaciones que no viven todos los días. A los papás, además, les da otra mirada. Según su edad, por supuesto, la perspectiva de lo que ven o escuchan es infinitamente diferente a la nuestra. Comentar con ellos lo que vieron, dicho por papás viajeros de chicos más gr andes, es muy enriquecedor y nos enseña muchas veces a entender como ellos ven la vida. Nos pasó a nosotros con algunos comentarios de Tahiel que nos dejaron boquiabiertos. Sobre todo por ver la imaginación que ellos manejan y lo lindo que es eso.
Magia en el Camino
En su blog, hay mucho más acerca de las experiencias viajeras de esta pareja que ha formado una familia y que no ha cambiado el rumbo de su elección de vida. También hay post dedicados a los papás que no se animan a viajar con sus bebés y niños.
Por otro lado, Dino y Aldana escribieron un libro llamado “Magia es Viajar”. En él pueden encontrar cómo les afectó este cambio de vida. También hablan de lo que les pasó cuando comenzaron con su proyecto social. Decidieron llevar charlas y shows de magia a escuelas rurales, hospitales y orfanatos para regalar sonrisas a chicos y gr andes. Además suelen visitar espacios educativos y centros comunitarios en los que muestran fotos y cuentan cómo son las personas en otros lugares del mundo. Esa es su manera de colaborar para acercar culturas distantes y borrar los prejuicios acerca de lo desconocido, mostrar que existen entre nosotros más similitudes que diferencias.
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