La histórica terminal de la TWA (Trans World Airlines) en el JFK de Nueva York que fue cerrada en 2001 acaba de reabrir sus puertas transformada ¡en hotel!. La construcción es una joya arquitectónica y diseño indiscutible: forma de pájaro, techos de hormigón, pasillos tubulares y todo el encanto de la arquitectura futurista y Space Age de los 60. Diseñado por Eero Saarinen, el edificio comenzó a funcional como terminal aérea en 1962.
En 2001 TWA es comprada por American Airlines (AA), y desparece la terminal deja de funcionar. Desde entonces, 2001 se ha estado debatiendo qué hacer con el lugar. Finalmente en 2016 se decide transformarla en un hotel. ¿El resultado? Todo un universo dedicado al pasado del edificio, centro insigne de la época dorada de la aviación. Un hotel con nada menos que 512 habitaciones (la mayoría con vistas a las pistas), seis restaurantes, ocho bares, un fitness center, una piscina con mirador en la terraza, y un museo que exhibe uniformes antiguos de azafatas de TWA.
El TWA Hotel en sí está en una estructura nueva justo al lado de la terminal, pero se conservó casi todo el hall central original. Sin embargo, en todo el edificio sigue siendo legible el legado de Saarinen. Por encima de los detalles y la decoración, el hotel está concebido para emocionar a los nostálgicos.
¿Qué se puede hacer en el TWA? Visitar el lugar, ver cómo era la terminal en los ’60, sentarse a comer en alguno de los restaurantes, o pedir que te sirvan un cóctel en algunas de las barras. Quien quiera hospedarse y disfrutar de esta experiencia diferente, puede hacerlo. El TWA incorpora el concepto de estancias menores a un día para que los huéspedes puedan pasar a descansar durante las escalas más largas (sea de día o de noche), o que aquellos que llegan en vuelos de madrugada puedan pasar a refrescarse y relajarse antes de dirigirse a Manhattan. Se ofrecen estadías desde USS 139.
Pero, ¿cuáles son las mejores experiencias que este hotel tiene para convertirlo en un lugar muy atractivo para visitar?:
La piscina
Lo que más nos impresiona son los 9.000 metros de terraza, incluida una piscina climatizada (infinity pool), desde la que observar cómo los aviones despegan y aterrizan mientras degustas un The Runway (un martini servido con un alfiler de alas de vuelo) o un Summertime Lemonade (vodka, lemonade and mint). Se puede acceder si consumís algo, sin cargo adicional.
Las habitaciones
Uno podría pensar que dormir junto a la pista de despegue y aterrizaje puede ser lo más ruidoso, pero las 512 habitaciones están construidas con el segundo vidrio más grueso del mundo después del muro en la embajada de Estados Unidos en Londres. No escucharás aterrizar ni despegar a los aviones y vivirás como si estuvieras en la década de 1960 porque todas están ambientadas incluso, con teléfonos de disco. Eso sí, sin renunciar a las comodidades de un establecimiento moderno. En las habitaciones se encuentra todo lo necesario para una estadía placentera.
El restaurante Jean-Georges
El chef de renombre mundial Jean-Georges Vongerichten es la cabeza de este restaurante. La carta está inspirados en los menús históricos de diversos vuelos de Trans World Airlines. Vongerichten ha sido galardonado con varias estrellas Michelin a lo largo de 14 años y opera 36 restaurantes, entre ellos ABC Kitchen, en Manhattan; Mercato, en Shanghai, y Simply Chicken, en el Madison Square Garden de Nueva York.
El bar de cócteles
Es uno de los atractivos del hotel. Se trata de “Connie”, un bar instalado dentro de un avión en las afueras de la construcción principal del hotel. En Connie hay un un menú inspirado en lo que se ofreció en el avión cuando estaba en operaciones (el Lockheed Constallation L-1649A Starliner). Además, los asientos estilo banquete se alinean a ambos lados de la aeronave, junto con cuatro filas de asientos en el centro del avión. Vale la pena llegarse a l lugar y disfrutar de una bebida retro como el ron Swizzles.
TWA Hotel
Dónde: Terminal 5, Aeropuerto JFK de Nueva York
Más info: www.twahotel.com