Flor y Felipe: la pareja platense que llegó a Alaska en una Berlingo

Lo que nació como un escape a la rutina, se transformó en una forma de vida. Después de planearlo con cuidado y soñarlo por mucho tiempo, Florencia De Antonio (34) y Felipe Rodríguez Grau (35) decidieron jugarse. Dejaron sus trabajos, adaptaron una Berlingo como casa rodante y partieron a hacer la ruta Ushuaia – Alaska.

El viaje comenzó a fines de 2018. Partieron de La Plata con destino a Ushuaia para luego subir y recorrer todo el continente americano. La travesía les llevó casi cinco años, pandemia mediante. “En febrero de 2020 nos fuimos de visita a Argentina con la idea de volver en abril”, cuentan los chicos; “dejamos la camioneta en un depósito fiscal (para detener el tiempo de permiso en el país) en Costa Rica y volamos a casa. Lo anecdótico fue que para hacer el viaje más económico decidimos ir un tramo a dedo desde Perú, tomamos 4 camiones, 3 colectivos y 3 aviones, una linda travesía para caer de sorpresa a familia y amigos”.

Pero en marzo se decretó pandemia y quedamos “atrapados” en Argentina. Aprovechamos ese tiempo para compartir a full con la familia, ya que nuestra casa estaba alquilada (íbamos de casa en casa)”. 11 meses después pudieron regresar a reencontrarse con ‘la Berli’.  A principios de este año, Flor y Feli dejaron la Berli en un depósito en Baja California (México) y volaron a la Argentina en plan visita.

La pareja platense se conoció cuando tenían dieciseis años, en el colegio. “Éramos compañeros del Normal 1, y antes de terminar la secundario (2006) nos pusimos de novios. Ya hace 17 años que estamos juntos”, cuentan. Flor y Feli cumplieron su sueño: acaban de llegar a Alaska. En una entrevista con #Pinta los jóvenes nos cuentan sobre está aventura.


– ¿Como nació “Andando se llega”?

Andando se llega como nombre surgió cuando ya estábamos en viaje, los primeros días buscando un nombre para el proyecto, nos pareció una frase alentadora que abarcaba la idea de darle para adelante y que sin importar cuál camino se tome si uno toma las decisiones con el corazón siempre se llega a buen puerto.

– ¿Qué los movilizó emprender esta travesía por América en auto?

Siempre nos gusto viajar, cuando teníamos 20 y 21 años nos fuimos de mochileros 40 días a Bolivia y eso cambió nuestra visión a cerca del viajar. Disfrutábamos mucho de despertarnos y estar bien cerquita de un lago o una montaña y el contacto con la naturaleza, hicimos varios viajes en carpa por Argentina pero había q volver a la rutina. No nos cerraba la idea de trabajar todo un año para tener, con suerte, solo 15 días de vacaciones. Entonces por el año 2013/14 empezamos a hablar sobre hacer un viaje en casa rodante, primero pensábamos hacerlo por Europa pero al conocer la historia de un ciclista que hizo Argentina-Alaska, dijimos por qué irse a otro continente si tenemos toda América para recorrer. Así poco a poco nos pusimos en campaña para ir trasformando esa idea en una realidad. Hasta que un día nos decidimos y pusimos fecha de salida: 1 de noviembre de 2018.

– ¿Por qué una Berlingo para esta aventura?

En uno de nuestros viajes en un camping a Mendoza, vimos una pareja que tenían su cama dentro de una Berlingo y nos dimos cuenta que se podía dormir en una camioneta chiquita tranquilamente. Pensamos en diferentes alternativas pero por esos años Felipe trabajaba vendiendo artículos de ferretería y en este caso la Berlingo servía perfectamente para trabajar antes de salir de viaje. En nuestra experiencia encontramos muchas ventajas a qué la camioneta sea chica, al ser diésel es rendidora y nos pudimos acomodar perfectamente a este espacio, tenemos la cama, la cocina, el baño y todas nuestras pertenencias para desarrollar la vida viajera. Si bien no tenemos q vivir todo el día adentro de la camioneta, después de tantos años muchas veces la sentimos chica pero la recompensa en infinita.

– ¿Cómo se la rebuscan para afrontar los gastos?

En este momento financiamos el viaje principalmente vendiendo artesanías y también pintando murales en restaurantes, hoteles y casas particulares. Al inicio del viaje salimos con ahorros, pero rápidamente tuvimos que buscar formas de generar. Salimos con algunos hilos para hacer macramé y con pintura con la esperanza de poder empezar a pintar. También hicimos para vender alfajores en Ecuador y Panama, y trufas de chocolate con dulce de leche en Costa Rica.

-Ahora están en Alaska, ¿objetivo cumplido?

Si, sentimos que cumplimos con el objetivo que nos propusimos y estamos muy contentos y movilizados ya que el objetivo de llegar a Alaska se trasformó en símbolo de muchas cosas, aprendizajes, experiencias, personas, paisajes y crecimiento personal. Al principio el objetivo de hacer Ushuaia Alaska comenzó como una aventura pero a lo largo del camino se transformó en un estilo de vida.

– En este largo camino recorrido ¿Qué dificultades encontraron a lo largo de este viaje?

Principalmente estar lejos de la familia y amigos. Hay muchos momentos que uno quisiera estar allá por diferentes circunstancias. También se extraña mucho la comida argentina. Un momento difícil fue a los dos meses de haber salido de casa, en Chile nos rompieron un vidrio y nos robaron toda la ropa, ahorros, computadora, celular, tarjetas y documentos, y lo más grave fue que nos robaron los pasaportes con las visas de Canadá y EEUU. En ese momento decidimos volver a La Plata a tramitar rápidamente todo para volver a salir. Fue duro pero hoy es anécdota y aprendizaje.

Otra situación de tensión q nos tocó vivir fue cuando en Perú se nos inundó la camioneta, por estar durmiendo cerca de un puente en donde bajaba el agua de una quebrada cuando llovía mucho en la montaña. Aunque sentimos que estas situaciones no son nada en comparación con las lindas experiencias.

– ¿Qué les gustó del camino recorrido?

En el camino pudimos disfrutar de infinitos y variados paisajes, culturas, costumbres y comidas pero lo que más nos gustó fue la gente que conocimos en cada país, su generosidad, hospitalidad, compañía y amistad. Además a lo largo del viaje hicimos muchos amigos.

– ¿Qué cosas han aprendido de esta vida viajera?

Creemos que el aprendizaje que nos dejó este viaje es infinito, por un lado aprendimos a hacer artesanías, a pintar murales, a hacer tatuajes, a ser vendedores en distintos lugares y circunstancias dejando la vergüenza de lado. También aprendimos de nosotros, de la gente que nos rodea; aprendimos a sacarnos prejuicios, y que todo es más sencillo de lo que parece. Aprendimos que muchas veces la gente aconseja desde el prejuicio pero que las conclusiones hay q sacarlas de la experiencia personal vivida y no antes de tiempo.

Aprendimos a afrontar mucho de nuestros miedos y tomar decisiones en medio de la incertidumbre. Aprendimos de la naturaleza, de los animales, aprendimos a vivir con menos y a disfrutar más. Aprendimos a valorar lo que teníamos en Argentina y lo que tenemos ahora; aprendimos a disfrutar los momentos y a agradecer cada cosa que nos pasa, lo bueno y también lo malo, que siempre deja un nuevo aprendizaje.

Aprendimos que los planes cambian y que no siempre tienen que ser tan rígidos, muchas veces pasamos un día en el lugar más hermoso pero un mes en la puerta de un taller mecánico porque la compañía es buena y te atrapa, en fin la compañía hace al momento.

– ¿Cómo va a ser el regreso?

Inicialmente tenemos que estar en EEUU en Octubre para escaparle al invierno y al frío, no estamos preparados para las temperaturas bajas ni para conducir con nieve o hielo. Después quién sabe, muchas veces vamos armando el plan de acuerdo a los permisos en los países. Quizás bajemos hasta Mexico y después volvamos a recorrer más de Estados Unidos y después volver a Centroamérica para recorrer un poco más de esos países. En el medio nos gustaría volar a algún lugar de Europa y Asia. Lo que sí sabemos es que vamos a bajar andando con la Berli hasta Argentina.

Seguí el roadtrip de Flor y Feli en las redes: @andandosellega

 

 

Pinta Magazine

Portal dedicado al ocio con los mejores planes para el tiempo libre. Desde La Plata con la mirada puesta en Buenos Aires y el mundo. Pero además, un espacio para la puesta en valor de proyectos platenses.