“Me asusta sentirme solo”. “Tengo miedo de perderme”. “¿Y si me pasa algo?”. Viajar en soledad suele despertar muchos temores para quien nunca lo han vivenciado. Hay quienes consideran que viajar solo es arriesgado, peligroso y que puede llegar a ser aburrido. Pero la otra cara de la moneda muestra que ayuda a crecer, a reflexionar sobre uno mismo y a conocerse. El primer paso, y el más difícil, es tomar la decisión. Luego, se disfruta todo, desde elegir el destino, los hospedajes hasta las actividades provoca emoción y felicidad.
“Mis primeros viajes en soledad fueron a Córdoba. Tenía que rendir examen sábado y lunes entonces aprovechaba para recorrer la zona el fin de semana”, cuenta Melina Más la creadora del blog @holaviaje. “Unos años después me animé a ir sola a una de mis ciudades favoritas en el mundo: Nueva York” comenta entusiasmada. “Los días ahí fueron increíbles. Era yo, con mis sentidos y pensamientos descifrando cada lugar, descubriendo el destino que había elegido desde otro lado”.
Otro de los viajeros solitarios al que podemos seguir sus aventuras por las redes sociales es Esteban Mazzoncini (@estebanmazzoncini), quien recuerda su primer viaje en solitario: “Tenía 20 años. Quería a conocer las pirámides de Egipto y El Cairo y llegar hasta los templos navegando por el río Nilo”. Hoy, este argentino de poco más de 40 años se está preparando para pedalear desde Estonia hasta Sudáfrica.
Otro de los viajeros Santiago Torre Walsh con @sirch andler. “Es una gran experiencia que vale la pena vivir. Porque en realidad no viajas solo, viajas con uno mismo”, sentencia. Esteban, coincide en este punto: “es un viaje al interior. Cuando no tenés compañía tenés que resolver todas las cuestiones por tus propios medios y eso siempre te fortalece y también te permite conocer tus límites. Sin embargo, hay veces que uno tiene ganas de compartir lo que está viviendo”.
Gisela Taba, psicóloga de CEETA (Centro de Estudios Especializado en Trastornos de Ansiedad) explica que “el hecho de estar solo, de haberlo elegido, en un lugar diferente al de todos los días, nos ubica en una situación de elecciones, de un disfrute diferente, de nuestros propios tiempos. Nos aleja del ruido cotidiano y aprovechándolo no sólo como mera distracción puede dar lugar al autodescubrimiento y realización. Además conectarnos con personas nuevas, a veces otros estilos de vida, también nos permite tener otra perspectiva de la propia”.
Abrirse y abrir la mente, estar dispuesto a percibir y recibir nuevas experiencias. Parte de la diversión de viajar solo es poder conocer gente nueva que está en la misma situación. Se crea una red entre personas de todo el mundo y se exp anden las fronteras para convertirse en un solo planeta conectado. Es reconocer la inmensidad del mundo y la diversidad de culturas e idiomas.
“A las valientes que viajamos solas se nos mira raro”, confiesa Flor Zaccagnino, quien creó un blog de viajes ( @viajeydescubra) cuando se lanzó a la aventura de viajar en solitario. “Gracias al hecho de viajar sola, uno también tiene más momentos de reflexión, tiene tiempo de pensar, de escribir para uno mismo, tiempo de crear… pero sobre todo, para vivir 100% en el presente”.
“Viajar solo te cambia porque te permite conectarse con uno mismo, y te anima a querer seguir haciéndolo”, dice Melina y agrega: “Tenés tus tiempos, manejás tus ganas, tus silencios, y te adaptás mejor a un destino, tanto sea por el idioma (cuando estás sola ejercitás más) como por las distracciones que implica estar con otra persona. Estás vos y el lugar”.
Por otra parte, la psicóloga del CEET señala que viajando suceden cosas que no suceden en la vida cotidiana e indica que “lo que no se habilita en la vida cotidiana es en muchos casos salirse del plan, de lo estructurado de la vida cotidiana; para otros tomar decisiones o probar cosas nuevas.”
“Cuando viajamos acompañados siempre hay que consensuar, de acuerdo a quien sea nuestro compañero será más fácil o no, en cambio viajar solos nos permite una elección completamente personal. También pasar momentos en soledad, ver qué hacemos o que no hacemos con ello, si no estamos acostumbrados es también un desafío que solo se da en esa situación”, explica Gisela Taba respecto a la dinámica a lo largo del viaje.
A la hora de tomar la decisión, la especialista manifiesta que “en muchas personas un factor para no viajar sola puede ser sentirse inseguros estando solos, ‘qué pasaría si me sucediera algo estando solo’ y en otros casos pensar que viajar solo podría resultar aburrido. En ambos casos se podría decir que estamos hablando de supuestos, que anticiparse a lo negativo y conjuntamente evitar no va de la mano de lograr cumplir con lo deseado. Además bien puede uno anticiparse y tomar ciertos recaudos para poder viajar en vez de directamente descartar la idea”.
Vivir nuevas experiencias, probar cosas nuevas, salir de la zona de confort puede presentar cierta incertidumbre, miedo y ansiedad, sobre todo la primera vez; pero si se desea crecer, hacer introspección y explorar el mundo, viajar solo es una excelente oportunidad. Ir preparado ayuda a perder poco a poco ese miedo de las posibles situaciones y lograr disfrutar del viaje.
“Por último como cualquier cosa nueva que queramos hacer, además del entusiasmo que acompaña también podemos vivirlo con una cuota de temor y ansiedad, pero poder llevarlo a cabo si realmente es importante para nosotros, nos va a recompensar con la vida que queremos vivir, con nuestras elecciones, ya sean pequeños o gr andes pasos”, concluye la licenciada.