Por Fernando Suárez
Hace unos días se me desbloqueó un recuerdo. En algún momento del ya lejano 2011, me encontraba en la casa de mis tíos compartiendo música con mi primo. Por algún motivo me obsesioné con Porta y era como mi máximo ídolo, pero mi primo, con un fuerte sentido nacionalista, me puso los pies en la tierra y me mostró a su rapero favorito.
Lejos del sonido monótono de la actual escena de música urbana, Magnus Mefisto se mostraba como un tipo divertido, con letras que buscaban la sonrisa del oyente sin caer en la pésima técnica estandarte que habían propuesto los canales de parodias de la época. Aquel sonido parece haberse perdido entre la basura de los artistas mainstream que hoy en día encabezan las charts, músicos que siguen la patética moda de cantar acerca de sus posesiones materiales y sobre cómo todo el mundo quiere ser como ellos.
Comenzó su carrera como músico en 2007, cuando publicó una canción llamada «Nostalgias» —que usaba como instrumental la canción «Cristal» de Bajofondo— realizada junto a un tal Facushady. Ahora, hablamos de no solo uno de los raperos más importantes de nuestro país en la anterior década, sino además de uno de los youtubers más populares del continente. Un multifacético que fue presentador de televisión, cineasta, actor y, ahora, también escritor de novelas y productor de series para plataformas de streaming.
En esta entrevista exclusiva para #Pinta, vas a poder conocer más a fondo a Magnus Mefisto, quien nos habla sobre sus primeros colaboradores, parte de sus orígenes y sobre su futuro.
– Según estuve leyendo, la televisión de los noventa se encargó de formar tus gustos musicales. Pero, quiero ahondar un poco más en eso, ¿Tu madre y tu abuela tuvieron algún tipo de influencia en eso?
En realidad no. Mi madre, Mónica Avendaño, tuvo mucha influencia en mis gustos referidos a la lectura y al cine. Me regaló libros desde muy chico, y siempre entendió que me gustaba el terror, entonces incentivó ese perfil mío que estaba bastante definido con libros de misterio, cómics, películas, etcétera. En particular recuerdo que, cuando cumplí trece años, me regaló un libro de cuentos de Edgar Allan Poe que me cansé de releer, y sin duda tuvo un gran impacto en mí.
Mi abuela, María Nélida Robles, básicamente cumplió el rol de tutora varias horas al día, mientras mi madre trabajaba para criarnos a mi hermano Nahuel y a mí. Con ella me sentaba a ver mucha televisión: desde El Zorro hasta novelas italianas, y siempre comentábamos lo que pasaba.
Ellas tuvieron influencia en mi perfil audiovisual, pero en lo referido a la música fue algo más sorpresivo y personal. Fue una búsqueda propia que apareció cuando nos colgamos del cable y descubrí los canales de música como MTV o Much Music en la adolescencia.
– No sé si sos consciente de ello, pero tu discografía es un pilar fundamental en la historia de la música urbana argentina. Con esta afirmación, quiero volver un poco a tus orígenes: ¿De dónde surgió el seudónimo Magnus Mefisto?
¡Eso es mucha presión para mí! (risas). El seudónimo surgió en mi adolescencia: yo hacía cómics, y siempre dibujaba al protagonista parecido a mí, pero me costaba encontrarle un nombre que me gustara.
Por esa época tenía una extraña obsesión con Nostradamus (era el año 2000, y se hablaba mucho de sus profecías), así que quería que el nombre elegido terminara en «us», por lo que durante un largo tiempo fue Pablus aunque no me terminaba de cerrar. Un día, un compañero me prestó un cómic de X Men: Era de Apocalipsis y, al abrirlo, lo primero que vi fue una página de Magneto peleando y con un diálogo que decía algo así como «Ríndete Magnus, hazlo más fácil para todos», y no sé bien porqué, pero el nombre Magnus captó toda mi atención y lo tomé para mi.
Así fue como empecé a firmar como «Pablus Magnus», después simplemente «Magnus» y, años después, le agregué el «Mefisto». Eso último surgió después de leer el libro Fausto de Johann Wolfgang von Goethe: me gustó el personaje de Mefistófeles —que no es otro que el Diablo—, y usé su nombre como una suerte de apellido de mi alias artístico: «Magnus Mefisto».
– Yo soy alguien que siempre tiene una curiosidad extra por lo que escucha, y por esa razón me gusta averiguar quién está detrás de cada canción. Decime, ¿quién es Mäuss?
¡Estuviste indagando en los baúles antiguos de mis recuerdos, al parecer! Mäuss es un productor y músico oriundo de Concordia, Entre Ríos. Fue uno de los primeros en contactarme luego de que mis videoclips de «Rap de la gripe A» y «Fan de internet» se viralizaron. Me mostró su trabajo como músico, además de su grupo de rap 3Fulanos. Estamos hablando de 2009 y 2010, cuando no era común ver rap en las redes; el que existía era mucho más underground y estaba en las calle.
Él se ofreció a ayudarme a producir mis primeras canciones para que sonaran más profesionales, porque hasta el momento todo lo hacía yo solo y, sin conocimiento técnico de mezcla ni nada, bueno, ¡así sonaba, jaja! Él se convirtió en mi primer productor y mezcló mi primer disco: El Mundo Según Magnus de 2010. ¡Todavía seguimos en contacto!
– No sé si lo sabías, pero soy un fanático de Gotan Project desde hace varios años, y de hecho, los primeros demos que hice de música electrónica los mandé a ¡Ya Basta!, aunque no quiero hablar de mis fracasos. ¿Cómo fue que apareciste en un Club Secreto?
¡Jaja, qué bueno! Eso fue gracias al productor Mäuss precisamente, ya que a él le encanta la música electrónica y Gotan Project fue una de sus influencias. Un día se enteró de un concurso para aparecer en un disco de ellos, ¡y no lo dudó! Me convocó a mí y a sus compañeros de 3Fulanos. Él compuso la letra, grabó e hizo una remezcla de «La gloria». Nos repartió la parte que nos tocaba a cada uno y así lo hicimos.
No recuerdo bien si era por voto de la gente en las redes o cómo, pero terminamos ganando el concurso y nos editaron el tema en un disco —Club secreto (2014)— que nunca llegó a Argentina, ¡así que no lo tengo, jaja! Fue uno de los primeros grandes logros conseguidos hace diez años, y del cual me siento muy orgulloso.
– Quiero que juegues con tu mente, ¿estarías donde estás ahora sin Facundo Riquelme? ¿Tu vida hubiera sido otra si no te hubieras subido al escenario aquel 7 de diciembre de 2007 en el Teatro Paseo La Plaza?
Buena pregunta. Facundo Riquelme era un cajero de Coto que tenía experiencia en la música, ya que había tenido una época de gloria junto a un grupo imitación de Backstreet Boys llamado Sonix. Él sabía cómo se componía un tema, cómo se grababa, cómo se conseguía un productor, cómo tocar en vivo e incluso me explicó letras de Eminem porque tenía un nivel de inglés más avanzado que el mío. Todo esto sucedió desde 2005 a 2008 aproximadamente, y gracias a él pude cantar en vivo por primera vez en 2007 en el Teatro Paseo La Plaza.
Creo que si no lo hubiera conocido, jamás hubiera explotado mi costado musical. Tal vez sí hubiera filmado cortometrajes, sketches o algo similar a eso, pero solo referido al cine. Nunca me hubiera animado a hacer música porque era un completo ignorante en ese campo. ¡y el haberme animado a meterme en eso se lo debo a él! Sin duda hubiera sido muy distinta mi vida si eso no me hubiera sucedido.
– Soy una persona muy poco romántica para este tipo de preguntas, pero teniendo en cuenta que a principios de los años 2000 estabas en lo más bajo, ¿lograste cumplir tu sueño?, y más importante aún, ¿esto es todo?
Me gusta esta pregunta, porque siento que es algo de lo que se habla poco en cuanto a la vida de los artistas se refiere. Fijate que siempre que cuenta la biografía de alguien, la película o historia termina cuando logra su sueño, se consagra, saluda al público mientras llora y la cámara gira mostrando un estadio lleno vitoreándolo. Eso lo vi mil veces, pero ¿Qué pasa después? Los cuentos de hadas terminan con un vago «y vivieron felices para siempre». Pero ¿qué pasó después que el príncipe le calzó el zapato a Cenicienta y se casaron? ¿Realmente vivieron felices para siempre?
Algo que aprendí por experiencia propia es que nadie te cuenta que es la vida, especialmente en lo que se refiere a lo artístico, que es como una montaña rusa. A veces estás en la cima y a veces en la parte más baja, ¡a veces de cabeza o a veces estable!, y que cuando bajás podés volver a subir, ¡y subís y bajás todo el tiempo! Eso fue lo que a mi me pasó. Obviamente logré cumplir mi sueño y me di por satisfecho, pero con el tiempo eso me produjo una especie de zona de confort en la que me estanqué, y cuando te estancás por mucho tiempo es como que todo se empieza a derrumbar poco a poco, como una casa a la que no limpian ni pintan. Por eso hace relativamente poco (unos o dos años), luego de volver a tocar fondo, decidí reinventarme nuevamente y resurgir con nuevos sueños y ambiciones.
Hoy mis metas son muy distintas a las de mi época de adolescente. Antes soñaba con ser algo así como un rockstar, algo que soñó ser todo adolescente que creció viendo MTV. Hoy me veo más como un productor audiovisual y me interesa dirigir una empresa que se dedique a producir contenido para plataformas.
– Te otorgo el título de cineasta, y quiero conocer un poco más de esos primeros cortometrajes. ¿Quién es Leonardo De Felice? ¿Qué fue de él después del polimodal?
Leonardo De Felice fue un compañero de primaria que básicamente me enseñó actuación y me explicó cómo pararme frente a un público sin tener vergüenza.
Cuando llegué al colegio Cervantes en San José (en Témperley), yo era un niño que venía con mucha influencia de películas, dibujos animados y toda la televisión del momento, además me la pasaba escribiendo cuentos de terror y dibujando cómics. Él era bastante diferente a mí, era mucho más extrovertido y sociable, pero encontramos que teníamos en común el gusto por la televisión y el cine, por lo que nos asociamos para hacer obras de teatro en los actos escolares. Yo escribía, ambos actuábamos y oficiábamos como dúo cómico: yo le daba los pies de los chistes y él los remataba. En la secundaria y, si bien cursamos juntos, nos separamos en grupos de amigos: yo me fui con los nerds, y él con los ganadores, y casi que competimos en los cortometrajes que había que filmar.
En la crisis del 2001 se fue a vivir con su familia a España y allí se quedó hasta hoy, en donde se casó y tuvo dos hijos. Si tuviera que armar una escalera sobre las influencias y ayudas que tuve en mi carrera artística, él sin duda estaría en uno de los primeros escalones.
– Ya que hablamos de cine, ¿me podés explicar qué es Zombienation: Hail to the Führer? Y ya que estoy preguntando, ¿vas a tener tu revancha como cineasta algún día?
Bueno, ¡sí que revolviste en los rincones más oscuros de mi pasado! (risas). Zombienation es una película (si así se le puede llamar) que filmamos en 2009. Un año antes, yo había actuado como extra en la película Plaga zombie: Revolución tóxica de Farsa Producciones, y allí aprendí cómo se filmaba algo de manera independiente. Me pareció relativamente fácil, así que escribí un guión para un cortometraje y llamé a Victor «Max» Méndez, un compañero de la banda Redentor de Almas.
Juntos compramos una handycam Sony muy casera y empezamos a filmar algo. El guión se fue extendiendo y en vez de un corto hicimos una película, que como bien se percibe al verla, está producida por gente que no tenía ni idea de filmación y edición. Aún así e inexplicablemente, se estrenó en cine en el festival Buenos Aires Rojo Sangre y un año después se editó en DVD por Videoflims. Hoy está disponible en mi canal de Youtube, mañana no sé.
La trama es una rareza, básicamente descubren que el doctor Josef Mengele emigró a Argentina tras la Segunda Guerra Mundial y conserva congelado el cadáver de Hitler. Por circunstancias poco claras, el Führer se descongela en el presente y busca tomar nuevamente el poder ayudado por un ejército de zombies. Todo eso filmado con un presupuesto de 1500 pesos más o menos —460 dólares estadounidenses aproximados en mayo de 2021—. ¡Es lo que yo llamo un buen producto!
– Esta es mi pregunta favorita, ¿sos satanista? Sé que sos agnóstico, pero creo que nadie tiene una sola religión realmente.
¡Tal cual como lo estás diciendo! Creo que a lo largo de la vida, la experiencia y creencias de uno van cambiando. Antes, tal vez era más una imposición social decir a qué religión pertenecías y defenderla a muerte, pero hoy por suerte vivimos en una época en la que esa presión ya no existe y las creencias son mucho más libres.
Hasta la adolescencia fui católico por imposición familiar, luego comencé a leer y a investigar por mi cuenta y noté muchísimas contradicciones que me hicieron dudar. Era tal el adoctrinamiento que tenía que hasta temía de renunciar a Dios y aceptar que todo lo que me habían enseñado era una mentira. Es muy difícil aceptar que estabas equivocado o que tu propia familia te mintió, pero con el tiempo entendes que no lo hicieron de mala fe, sino que a ellos también les mintieron.
Así que durante mi vida fui católico, satanista, agnóstico y ateo, y cada creencia correspondió a la etapa de mi vida en la que me encontraba. Hoy soy más ateo que agnóstico, me volví mucho más apegado a la ciencia y alejado del pensamiento mágico o conspirativo. Dejé de ser Mulder para convertirme en Scully, y lo del satanismo siempre está presente pero es más un personaje, una provocación que una creencia en sí: «Cuando me pongo la camisa roja, los cristianos se enojan».
La figura de Satanás me encanta pero obviamente como personaje de ficción, lo veo igual que a Darth Vader o al Joker. ¡Un excelente villano de ficción, con mucha presencia y un gran marketing detrás!
– Aunque creo conocer la respuesta, creo que esta pregunta es muy necesaria para entenderte. ¿Tenés planeado volver a la televisión? Y, en el hipotético caso de que la respuesta sea sí, ¿qué harías? Digo, no creo que seas panelista de Bendita.
¡Jajaja, no!, la televisión murió hace rato, solo que no le avisaron. No, no volvería, porque si hablamos únicamente de sueldo, no hay forma de que un canal me pague lo que puedo generar en YouTube. En la época de Much Music, cobraba una miseria y la verdad lo hacía solo por la experiencia. Más allá de eso, hace cinco años que no veo televisión, y me manejo solamente con YouTube, Netflix y Prime Video.
Me llama la atención cuando algún suscriptor me pone «Deberías estar en la televisión», y sé que no lo dicen de mala fe. Todavía perdura el paradigma de que la televisión es lo profesional y YouTube o las redes son lo amateur, o que tener un programa de alguna manera te avala la carrera, pero hace rato que no es así. Los jóvenes ven la televisión como algo viejo y desgastado, y sueñan con ser streamers o youtubers, ¡solo los de las generaciones anteriores conservan esa idea! Pero siento que con el correr de unos pocos años esa creencia va a desaparecer y todos van a entender que las redes lo coparon todo, y a la televisión solo le queda adaptarse o desaparecer.
– Última. YouTube es bastante joven y, debido a que no soy un flaco con más de un millón de personas siguiendo mis videos que hablan de como un fanático trató de matar a Björk, ¿Acá hay jubilación? ¿Tenés en mente un «después de YouTube»?
(Risas) ¡No! A diferencia de otras redes en donde solo hay adolescentes, en YouTube no hay una edad para los creadores de contenido. Yo empecé a los 24 y ahora tengo 36, y sigo ahí, ¡con muchas ganas de más! Sigo a creadores que andan por los 40 o más, como Antonio García Villarán o El Chomb, y a ambos les va super bien, con millones de visitas en sus videos. Creo que mientras entiendas bien a tu público, no hay edad para crear contenido y podés seguir hasta la muerte o hasta que la plataforma desaparezca.
De mi parte, no tengo la menor gana de retirarme o dedicarme a otra cosa. Cada decisión que tomé en mi vida me llevó a esto, y sé que esto es lo que tengo que hacer. Hoy no estoy solo, tengo un equipo de seis personas entre guionistas y editores que me ayudan con la creación de contenido para ambos canales, y todos estamos felices. Mi plan a futuro es justamente agrandarme, que la productora que estoy formando crezca y pueda crear contenido para otros canales o plataformas, tal vez no como cara principal pero sí como productor. Así que no, no hay planes de retiro.