Por Silvina Baldino
Enviás un DM con el título que elijas y lo recibís en casa -con un packaging hermoso- sin necesidad de moverte. Si querés que te asesoren, lo podés solicitar. Porque Liberto tienen una propuesta más vinculado con lo real que lo virtual, ya que esta tienda de libros por Instagram está comandada por dos personas con una sensibilidad especial por la lectura.
Germán y María Alegre son hermanos. En 2018 montaron una librería/café en City Bell, espacio al que dieron llamar “Liberto” y que, más tarde, la pandemia propició el cierre. “No teníamos experiencia como libreros ni tampoco como gastronómicos, así que la aventura se fue dando muy divertida”, cuentan los protagonistas cuando les preguntamos sobre los inicios. “Sucedió en un momento en que los dos necesitábamos un cambio de vida, así que Liberto representa para nosotros una búsqueda personal”.
Después de muchos años con recorridos profesionales tradicionales (Germán es abogado y María es Licenciada en Administración de Empresas), los Alegre sentían “la necesidad de otro sabor, de otra calidez”. El café era algo muy querido para a ellos les representaba momentos felices de su infancia, cuando sus padres estaban a cargo de Café Cabrales en calle 49. “Recuperar ese aroma de infancia y sumarle a eso un espacio para el encuentro alrededor de los libros nos parecía una linda idea. Y así nació Liberto como librería/café en City Bell”.
– Y el proyecto tuvo sus transformaciones…
Es que Liberto nació como una búsqueda y sigue siéndolo. Una búsqueda personal en lo colectivo. Cuando durante la pandemia nos vimos obligados a cerrar el espacio del café, lo que nos salvó del bajón que nos agarramos en ese momento fue la comunidad que se había formado en Liberto.
Ahí apareció Agustín Vazzano proponiendo un ciclo de cine con encuentros por zoom que se mantiene hasta hoy, Gonzalo Mateo con los vivos semanales de “Textos Compartidos” o María José Iglesias que nos ayudó dictando talleres virtuales sobre Julio Cortázar y otro, bellísimo, sobre taoísmo.
Después Vino Jasia Protto y nos abrió la puerta de su increíble “Depuramadre” para que pasáramos una temporada de verano; ahí surgió un ciclo de música alucinante a cargo del querido Franquinho. Son todas personas a las que conocimos haciendo Liberto. Ellos y muchos otros, nos mostraron el camino para continuar. Le estamos muy agradecidos a esa comunidad de Libertos.
– ¿Y en la actualidad?
Hoy apostamos al formato de librería virtual. Creemos que lo virtual no debe ir necesariamente asociado a algo impersonal. Si escriben a nuestra cuenta consultando por un libro no les va a responder un bot, les vamos a contestar nosotros y también nosotros les vamos a llevar el libro a su casa.
Pensamos que también se puede construir comunidad y cercanía desde lo virtual. Acompañamos a nuestros clientes en la selección de los libros de acuerdo a sus intereses y les compartimos también lo que nosotros estamos leyendo. Y también tenemos nuestra ‘librería triciclo’ con la que podemos participar en eventos o estacionarnos un ratito en alguna vereda.
– ¿Cómo se reparten las tareas en Liberto?
María: Yo soy licenciada en administración de empresas así que me encargo de la gestión de casi todo: entregas, pedidos, pagos y también en buena medida de la cuenta de Instagram.
Germán: Mi participación está más que nada enfocada en la selección de los libros. Pero como los dos leemos mucho, entre los dos nos encargamos de orientar a nuestros clientes cuando nos consultan y de la entrega de los libros.
– Acaban de poner en marcha una iniciativa para llevar sus libros a las cafeterías de la ciudad. ¿Cuál es el espíritu de la propuesta?
Al inicio de Liberto usábamos como frase: “Un buen libro, un buen café, un buen día” y pensamos que es así. Es imbatible la combinación: libro/café. Llevamos algunos cajones con libros distintos cafés de la ciudad para que los clientes los lean ahí. El espíritu de la propuesta es comunitario, que los libros circulen, que generen conversaciones, que le cambien el momento a alguien que en vez de mirar el celu, descubra un autor o una historia. Y hacerlo en cafeterías que nos gustan, en espacios donde se respire esa cercanía y esa experiencia de encuentro de la que los cafés son de algún modo custodios.
– ¿Qué les gusta leer?
Leemos variado. Casi todo lo que leemos es ficción. Intentamos leer cosas que pensamos que nos van a gustar y cosas que creemos que no nos van a gustar, para desafiar un poco los prejuicios, y muchas veces hay sorpresas. Como libreros estamos en cierta forma obligados a leer también novedades para poder darles nuestro punto de vista a los clientes.
María: En lo personal a mí me interesan mucho los libros de arte o las biografías de artistas, libros que transiten esas temáticas. Uno que une arte y ficción es “El nervio óptico” de María Gainza, una locura.
Germán: A mí, por fuera de la ficción, me interesa bastante el catálogo de lo que podríamos llamar esoterismo, hay muchas cosas interesantes y de calidad para descubrir ahí, un excelente ejemplo es el catálogo de la editorial argentina “El hilo de Ariadna”.
– ¿Cuál ha sido el libro que ha dejado una huella y por qué?
Germán: Uy tantos, uno que se me viene ahora que estamos hablando de libros es “La casa de papel” (nada que ver con la serie) de Carlos M. Domínguez. Es un libro sobre los libros y cómo los libros pueden dar forma a una vida, un libro sobre la lectura compulsiva, sobre la acumulación compulsiva y también sobre la obsesión que se puede desarrollar por los libros: poético y hermoso. En un registro similar hago ahora la asociación con “La conferencia sobre la lluvia” de Juan Villoro, un monólogo breve que es un librazo y está contado con mucho humor.
– Por último, en medio de la revolución digital qué lugar creen que está ocupando hoy los libros de papel?
En “La casa de papel” uno de los personajes se plantea hacer una casa utilizando los libros de su biblioteca como ladrillos. Eso no podría hacerse con libros digitales. El libro como objeto es en cierto punto insustituible, sobre todo cuando se ha establecido con él una relación. Para escribir una tesis los libros digitales nos vienen bárbaro, pero cuando un libro se nos ha hecho querido necesitamos su presencia corpórea.
No es lo mismo una videollamada que tomarnos un café con alguien que queremos, lo mismo pasa con los libros. Y ni qué hablar del plus que el libro físico tiene en el cuidado de las ediciones, la calidad del papel, las texturas, las ilustraciones, las portadas… los libros son mucho más que mero soporte para las palabras y hay muchas cosas en un libro que comunican.
Liberto funciona como una librería online. Podés comprar o consultar por DM de Instagram. Hacen envíos a La Plata, Gonnet, City Bell o Villa Elisa.
Recientemente agregaron un punto de pick up: Dicha Pastelería (54 e/ 4 y 5, La Plata)
En Instagram: @liberto.libros