Nadie duda de su pasión por el teatro. Cuando tenía solamente 10 años, Gastón Marioni quedó deslumbrado al entrar por primera vez al Coliseo Podestá. Después de innumerables éxitos como autor y director teatral, hoy tiene la enorme responsabilidad de administrar este legendario espacio artístico platense que ha recuperado su esplendor tras su restauración, y con una oferta que va de producciones propias a obras de teatro independiente, pasando por los espectáculos porteños que visitan la ciudad.
El talentoso actor, director, autor y docente teatral dialogó con #Pinta sobre el desafío que implica dirigir este majestuoso teatro de la ciudad de La Plata, y mantener activo su propio espacio como lo es Teatro Estudio.
– Leimos por ahí que en el Coliseo Podestá viste tu primera obra y tomaste tu primera clase de teatro ¿ Cómo fue el desafío de comenzar con la administración de esta emblemática sala?
En el año 87, estuvo en cartel en el Coliseo Podestá el musical “El Diluvio que viene” y nos llevaron a ver la obra con el colegio. Yo tenía 10 años y por vez primera pisaba el Coliseo. De allí en adelante, supe que siempre quería estar vinculado a ‘algo de lo que en un lugar así podía pasar’: el teatro. Cinco años más tarde, tomé mi primera clase de teatro en ese mismo edificio. Sabía que me iba a gustar y así fue. Desde entonces siempre estuve vinculado con el teatro, la danza y la música: tres cosas que de pibe me llamaron la atención, literalmente ‘me llamaron’ y yo salí a su encuentro.
Ahora, desde hace dos años y con un poco más de edad.. (risas), gracias al ofrecimiento del Secretario de Cultura Gustavo Silva estoy al frente de la Dirección general del Coliseo de la primera obra, de la primera clase y de esa sala por la que tantas cosas pasaron y me pasaron hasta hoy. Fue con sumo agradecimiento entrar a esa oficina, la ‘del Director’, donde siempre estaba el memorable Pipe Hercovich, un gran Director que supo el Coliseo tener.
Siento entonces que es un volver. Siempre al Coliseo he vuelto, con obras, con estrenos, y hoy al frente de dicha Institución para mí, un honor inmenso.
– Una de las premisas de tu gestión fue reivindicar el teatro independiente. ¿cuál fue la respuesta del público?
Ya se han llevado a cabo dos ciclos de teatro independiente, y la premisa es sostener eso cada año. Cada temporada deberá tener un ciclo de teatro autogestivo, donde la pluralidad de estéticas tenga cita en el escenario del Coliseo. La respuesta es muy buena y principalmente convoca a un segmento de público que no estaba habituado a ir al Coliseo.
– ¿En qué momento de tu carrera artística estás?
En un momento muy bueno, llegando a mis próximos 40 años con muchísimo trabajo realizado. Me gusta trabajar y ¡mucho!, con compromiso. Creo que es tiempo de iniciar una primera etapa de síntesis, de selecciones, de apoyar las valijas, observarlas muy bien antes de continuar el viaje y ver cuáles quedan y con cuáles continúo. Un tiempo de balance y selección para un nuevo tramo. Artísticamente haciendo lo que quiero y lo que me da placer.
– Una de tus pasiones es dar clases de teatro ¿Continuás con tus tareas habituales en Teatro Estudio?
Siempre digo que mis lunes y mis martes ‘no se tocan’, en reuniones de trabajo; y justamente porque doy 5 cursos cada día. Estoy al frente de 10 cursos de los 18 cursos que se dictan en Teatro Estudio: mi otra casa. Dar clases es un lugar que encontré y decido habitarlo, continuarlo, desarrollarlo y profundizarlo porque claramente me gusta dar clases.
– ¿Cómo se logra convivir con un Gastón Marioni artista y un Gastón Marioni funcionario?
Con mucho orden en la planificación de las actividades. Respetando también lo diverso que se plantea en la función pública, intentando dimensionar cada tema en su contexto, necesidades y posibilidades. También desde la función pública, en mi caso particular vinculado a lo cultural y teatral, se transitan experiencias que brindan conocimiento ‘al artista’ que de otro modo a veces uno no conoce. Es también por tanto una ‘convivencia’ que se va aprendiendo en el tránsito del día a día.
– Por último, ¿Qué tiene que tener una obra para que sea parte de una programación?
En primerísimo lugar que el grupo, colectivo o productor que la propone ‘crea’ en eso que propone para ser programado. Luego son muchísimos los factores a tener en cuenta; no es lo mismo pensar un espectáculo para una sala de 50 espectadores que una sala de 1100 butacas; los insumos y personal que uno pone para poner en funcionamiento esas 4 o 6 horas de trabajo (entre armado, función y desarmado) es mucho y siempre trato de pensar en medir lo teatral con su mejor y más viable marco de representación. Podría mencionar también que siempre es válido observar el historial del espectáculo, su recorrido, sus reconocimientos, la opinión del público y también entender que los espacios tienen públicos y que todos deben ser atendidos en la oferta que se les hace.
Fotos: gentileza Gastón Marioni