Sus creaciones nos transportan a un universo de formas y luces. El mármol como protagonista y un lenguaje de creatividad puesto al servicio del arte con una profesión que requiere una destreza especial con las manos. Eduardo Tortorelli desarrolla dos pasiones: la odontología y la escultura, dos disciplinas muy distintas pero que se vinculan.
“Cuando era chico me gustaba mucho dibujar. Si bien en mi familia no tenía a nadie vinculado al arte, crecí en una localidad del la provincia de Buenos Aires donde había una comunidad italiana (Moreno). Ellos solían reunirse y el dueño del lugar coleccionaba fascículos de las Maravillas de Arte de Italia”, cuenta el artista. “Ahí fue que empecé a fascinar con las esculturas como las de Bernini y Miguel Angel, me pasaba horas hojeando los fascículos y viendo las esculturas de mármol y los monumentos. Crecí con eso”.
A sus 65 años Eduardo se reparte entre su trabajo de odontología y el de artista. Y el camino profesional no fue al azar. “Cuando llegó el momento de elegir una carrera universitaria creo que fue sin tener consciencia de que estaba yendo por una profesión práctica y manual. Y aún más cuando decidí una especialidad, pues me dedico a prótesis dental, hago todo a micro escala de lo que es una escultura”.
“Tuve la suerte de conocer al Maestro Antonio Pujía, quien fue mi mentor y quien me orientó en la formación escultórica. Tenía ganas de cargarme una dosis de sensibilidad para luego aplicarlo a mis pacientes. Nunca consideré a la escultura como un hobby; para mí siempre fue una actividad complementaria para mi profesión. La odontología ayuda mucho a la escultura y viceversa. Mi carrera como requiere una dosis de humanidad, pues nos estamos haciendo cargo del cuerpo de una persona. Me pareció que tenía que dar un salto y empezar a inmiscuirme en lo artístico”, confiesa.
Eduardo Tortorelli cuenta con una destacada trayectoria artística. Se ha formado con maestros como Enrique Valderrey, Aldo Caponi, Orio dal Porto y el gran Antonio Pujía. Sus obras habitan hogares y también galerías de arte. Expuso, entre otros lugares, en el Museo Casa Rogelio Irurtia, Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino, Hotel Intercontinental de Mendoza, VI Euro Americana en Lucca, Italia. En 2006 obtuvo el primer premio en el salón de Pequeño Formato de la Sociedad Argentina de Artistas Plásticos, en la categoría “mini esculturas”. Y durante los años 2005, 2006 y 2007 realizó el diseño de la estatuilla del premio Saulo Benavente del International Theatre Institute de la Unesco.
Su gran inspiración fue el gran escultor Alberto Pujía, y quien le marcó el camino. Fue él quien lo introdujo en el taller de su gran amigo y pasador de mármol, el Maestro Orio dal Porto, un italiano radicado en Buenos Aires conocido por sus obras públicas y privadas. Actualmente dirige junto a Pablo Donnadio el Taller en Marmol del Maestro Orio Dal Porto. “Cuando Orio fallece, le ofrecimos a la familia continuar y así lo hicimos. Ya no como un lugar de enseñanza sino como un atelier, donde desarrollamos nuestra obra escultórica. Aunque al taller asisten personas con distintos niveles de formación, a la que asistimos”.
– ¿Qué tiene de especial el mármol para trabajarlo?
– Me enamoré del marmol de carrara no sólo por mi geneología (de raíces italianas) sino porque para mí el mar tiene una significación muy importante. El marmol de carrara tiene un vínculo con el mar porque, si bien se extrae de los Alpes Apuanos, nació en el mar. Unos 200 millones de anos atrás en el fondo de mar del Cerdeña habitaban animales marinos(caballitos de mar, amonites, caracoles) que morían la parte organica se degradaban pero la parte inorgánica como el caparazón iban al fondo del mar. Con el paso del tiempo se fue sedimentando llegando a formar una sustancia llamada calcita que es el componente de las rocas calizas. Luego se pliega el fondo del mar y se formaron los Alpes Apuanos.
Marmol significa piedra que reluce. El mármol, en su origen geológico, está ligado al mar; y cuando uno lo trabaja desprende aroma a conchilla. Así que cuando descubrí que podía trabajar con mármol me enamoré, sobre todo del Mármol de Carrara y del Mármol Griego. Aunque también tengo piezas con otros mármoles como el Botticino, Bardiglio y el Rosa de Portugal, Todo ese material viene de Italia. Hay algunos mármoles en Argentina, pero el de Carrera es de Italia.
– ¿Que te inspira al momento de crear?
Al principio, como todo artista que se inicia, uno se deja llevar por la etapa académica en donde uno se acerca más a la figuración. Pero a partir de un momento, me empezó a interesar la abstracción. Sentía que estaba trillado el cuerpo humano y descubrí que era mucho más interesante buscar en la abstracción. Mi gran referente en la escultura es Henry Moore, un gran abstracto a pesar de que su temática se relacionaba con las figuras reclinadas, la madre y el hijo pero la gran mayoría de sus obras eran abstracto.
– En una escultura es importante las formas, especialmente en abstracto.. ¿Cómo trabajas eso?
– Me interesan mucho las formas, y en esa búsqueda la luz es esencial, juega un rol muy importante a la hora de apreciar una escultura de mármol. Es muy interesante imaginarse qué efectos va a producir la luz cuando se decide darle forma en el mármol. Ese es mi gran desafío, llevar la luz al interior de la piedra.
– Muchas piezas habitan hogares…
– Al tratarse de obras abstractas de mármol son aptas para colocarla en casas, tanto con una ambientación moderna o también clásica. Cuando genero una obra me focalizo en lo que siento en ese momento. Es decir, nunca pienso en una obra para que se venda, nunca hago nada pensando en el lugar donde va a estar. Siempre trabajo con mi forma. Mi método de trabajo es hacer boceto en plastilina escultórica con distintas formas, y después lo llevo a la piedra. Luego hay que buscar el sitio y la iluminación que va a tener esa escultura para que esos efectos que yo quise generar se luzcan, resplandezcan.
– ¿Una obra que te hayas sentido orgulloso?
– Hay una escultura muy emblemática para mí, a tal punto que es mi logotipo. Desde siempre me interesaron mucho las manos. Cuando hablo con una persona no puedo evitar la gestualidad de sus manos, pues dicen mucho. Tengo una obra que se llama ‘Uomo e Donna’ que representa la mano de un hombre y una mujer en una posición muy particular. Me llevó mucho tiempo hacerla, y es una escultura que me gusta mucho.
En breve Eduardo Tortorelli llevará parte de su obra al edificio Lex Tower de la Avenida Corrientes, en el centro porteño. Y a lo largo del año el artista tiene planeado presentar su obra en formato cápsulas por distintas salas de la ciudad de Buenos Aires. “Hay algo que es insoslayable, que es la emoción, la pasión y el hacer lo que uno siente. Hacer las esculturas que uno siente que tiene que hacer,. El destino es una consecuencia”, puntualiza.
Sitio web: www.eduardotortorelli.com / En IG: @eduardotortorelliok