Platos llenos de color, especiados y de sabores intensos. Cócteles de autor Así se presenta la cocina de Miraflores, un lugar para acercarse a la cultura gastronómica latinoamericana. Preparaciones que acunan costumbres, tradiciones y el toque especial de lugares como México, Paraguay, Perú, Uruguay hasta incluso Argentina reversionadas y con una propia impronta.
En una antigua casona alejada del microcentro platense, un grupo de amigos a los que les apasiona comer y tomar dieron luz a un proyecto con el que soñaban desde hace mucho, remontándose al distrito de Miraflores -en Lima (Perú)- y un destino que los cautivó. Es así como los hermanos Gabriel y Manuel Vallejos, Diego Sandoval y Santiago Tedesco crearon un espacio genuino donde lo gastronómico va de la mano de la buena coctelería.
Detrás de una reja negra artesanal, un enorme patio con plantas por doquier y coloridos murales creados por Juani Mosquera. Un lugar especial ocupa el de Sarita Colonia, una santa popular peruana a quien se la considera la patroma de los trabajadores. Su rostro ilustrado en la pared del patio principal otorga un espíritu especial al lugar. A continuación, una barra de tragos con expertos bartenders, y en el fondo la cocina a la vista donde encontramos un horno de barro y brasas en la parrilla donde además de un vacío o costillar se cocinan pescados, bife de chorizo gr ande, langostinos, mollejas, vegetales. Sobre esta estructura, una terraza en doble altura con mesas dispuestas para disfrutar de las cálidas noches de verano.
La carta de Miraflores gira en torno a los fuegos más tradicionales, con fusiones culinarias latinoamericanas. Para abrir el paladar encontramos empanaditas criollas al horno de barro, sopa paraguaya con emulsión de choclo, burrata (berenjena ahumada, aceite de trufa, pimienta) y las imperdibles papas rotas a la huancaína. También hay tacos (ternera, pollo o chorizo) y arepitas para degustación. No podía faltar la causa limeña (de pollo de campo).
La idea se mantiene firme: reproducir platos de varios países de nuestro continente con ingredientes frescos y de la región. Un importante lugar en la carta ocupan los sánguches, elaborados con pan casero. Hay chivito, lechón, bife braseado y de vegetales. Un imperdible es el Choripan, un menú bien argento con choris elaborados en el mismísimo Miraflores acompañado por tomates, pepinos, mix de verdes y sasonado con alioli y chimichurri. Todos los sánguches vienen acompañados de papas rotas. También la carta ofrece ensaladas, tablas de quesos, choclos asados, pescados (ceviche, pejerrey frito, langostinos), y anticucho con especias de Cachi. A las brasas encontramos achuras (mollejas, morcilla, chinchu, riñoncitos, etc) y generosas porciones de carne (bife de chorizo, matambre de cerdo, entraña, lomo entero para compartir con más comensales). Para los golosos están los postres: plan casero, cremoso de chocolate, frutillas maceradas con crema y cabutia en almíbar especiado.
En Miraflores, la coctelería juega un rol preponderante. Claro, uno de sus creadores es uno de los bartenders más reconocidos en la ciudad. Hablamos de Gabriel Vallejos -dueño también de Cruel y La Mulata- quien le pone el cuerpo y alma a cada uno de sus espacios. En la barra se destacan los rones, pisco, mezcal, gines nacionales. Para vermutear, si vas en grupo piedí un pingüino de Lunfa, un trago súper fresco y viene con rodajas de naranja y hielos para servirse a gusto.
Los tragos que hay que probar está el Julepe de Cynar (Cynar, gin Apóstoles, azúcar morena, limón, pomelo, un shot de soda y menta) que va muy bien como aperitivo. Entre los tónicos el ¡Viva la Jefa! (gin Apóstoles, triple seco, Campari, tónica, pomelo y menta). Como coctel de autor, sugerimos ¡No morirás! (gin Apóstoles, Aperol, vino rosado, almíbar, limón y s andía), Hasta la Victoria Siempre (ron dorado, lima, almíbar simple, maracuyá, azúcar negra y menta) y Pisco Punk (pisco, Fernet, ananá, limón, almíbar simple, menta y canela). Los entusiastas de la gastronomía mexicana se pueden pedir un ¡Chinga tu madre! (tequila, mango, lima, almíbar simple y sal especiada). También hay bebidas sin alcohol elaboradas con frutas. Para los birreros, cerveza tirada.
En el interior de la pintoresca casona, otros ambientes se fusionan con la propuesta gastronómica planteada. Quien quiera llevarse alguna espirituosa a casa, puede pasar por uno de los cuartos de Miraflores en donde se montó un almacén de bebidas con una selección de etiquetas. En otro de los cuartos, el de entrada de la casa, un salón de peluquería donde emprolijarse con un aperitivo en la mano.
Para los apasionados por la cultura latinoamericana, para seres de paladares inquietos y curiosos, Miraflores es imperdible. Nos seduce la idea de disfrutar de la buena cocina con un rico trago al aire libre en estas noches cálidas, en un ambiente relajado, rodeados de plantas y con el oído puesto en la música latina.
Miraflores
Dónde: 8 nº 1330 e/ 59 y 60, La Plata
Horarios: martes a domingos de 19 al cierre.