Jazz, coctelería y alta cocina en City Bell: así se vive la experiencia en Desafinado

Por Silvina Baldino

La escena gastronómica platense está en una etapa de efervescencia. Nuevas aperturas y propuestas audaces que revitalizan un circuito culinario de nuevos sabores y creatividad. Y en este contexto de renovación, una de las apuestas más originales (y audaces) se encuentra en City Bell. Es Desafinado, un nuevo espacio fuera de lo convencional  para quienes buscan algo más que una simple cena.

“Desafinado nace del deseo de cruzar tres artes: la musica, la gastronomía y la mixología” dice Gustavo Sist, el ideólogo de este club de jazz que acaba de desembarcar en la zona norte platense. “Me gusta mucho ir a escuchar el jazz, pero nunca logro cerrar el círculo de un buen jazz con buena gastronomía y coctelería. Por eso me propuse llevar adelante este proyecto, con esos tres conceptos que bien equilibrados”.

Al Gustavo le llevó dos años montar Desafinado. “Fue un largo proceso. Yo soy arquitecto y músico por lo que tengo en claro de lo que resulta algo construido desde la paciencia”, cuenta. Gustavo encontró un chalet del estilo típico de City Bell que estaba en alquiler y lo reformó para este proyecto. El producto final es muy claro; un espacio con una propuesta tan simple como poderosa: la perfecta combinación de música en vivo, alta gastronomía y coctelería de autor. Todo pensado en todos los detalles, desde la acústica que hace que puedas disfrutar de una charla con la música de fondo, hasta la calidez y la atención del servicio gastronómico.

Para armar Desafinado Gustavo convocó a Rafael Ceraso para estar al mando de los fuegos. Un chef de trayectoria en cocina (El Arrobo, Palma Bistro, Costa 7070) que supo reinterpretar el deseo de Gustavo de tener una cocina que emocione. “La carta de Desafinado es emocional. Yo soñé una noche con un plato de un momento particular de mi vida, un plato muy económico. Y con Rafa fuimos armando la carta juntos, con ideas nuevas para los productos nobles”, sostiene.

“Hay unas empanadas de cordero en carta que son una locura, pues tiene una masa distinta. Y también el pulpo, a un precio que no vas a encontrar en otros lugares. No somos ambiciosos, pero queremos que vengan 50 o 60 personas a disfrutar la noche”, y aclara: “la música no la cobramos porque tiene que ver con ‘ecualizar’ las propuestas del lugar, que la música, la coctelería y la cocina sea un equilibrio”.

«Desafinado» es una canción de bossa nova compuesta por Antônio Carlos Jobim, el padre de la bossa nova. “La historia dice que cuando Jobim estaba componiendo,  su novia ortodoxa le dice: ‘Qué  haces con esa música desafinada’. Y el tipo le responde: ‘yo desafino pero con el corazón así (enorme), e inventa la bossa”, cuenta Sist quien trazó un paralelismo de esa historia con su idea “Cuando tenés un proyecto con un largo proceso y hay que bancarlo, es esto”.

A su vez, su símbolo es el Gallo Dragón, que encarna esa energía mutante y vital que atraviesa cada detalle: desde la cocina hasta los cócteles, desde la música en vivo hasta el ambiente que invita a compartir.

La experiencia

En Desafinado Gustavo es quien arma la agenda musical. Para completar la propuesta convocó a profesionales que se unieron al proyecto. Después de más de un año de pruebas, Rafael Ceraso logró dar con preparaciones que imaginaron. Valentín Báez diseñó una carta de coctelería inspirada en los 12 apóstoles del jazz, que están retratados en el lugar. Por otro lado, Gastón Cazzulo aportó una selección de vinos de todas las regiones del país. Así  se logró un espacio que resulte una velada perfecta: buena gastronomía, cócteles y vinos, combinado con música en vivo.

Crudo de pesca, manzanas verdes y salsa verde. Tragos de autor.

Ir a cenar a Desafinado es sumergirse en una experiencia que va más allá de lo culinario. Es una velada en la que la gastronomía, la música en vivo y la coctelería de autor no compiten, sino que se fusionan en perfecta sinfonía. Un telón separa el bullicio de la calle del ambiente acogedor del interior. Hay parejas y amigos disfrutando de unas copas de vino y unos cócteles en el salón. Una barra invita a sentarse. También hay mesitas en el entrepiso, para sentirse como en el sector pullman.

Minutos más tarde el Ruso Verea brinda unas palabras bienvenida y oficializa la apertura del lugar. Presenta a los músicos y comienza el show de jazz en vivo con un cuarteto musical de piano, guitarra, contrabajo y saxo. Es la banda de Pablo Ledesma, que acompañó musicalmente la noche con dos bloques musicales.

En este marco los comensales disfrutamos de un menú, con la música de fondo. Con una cocina de autor que va desde pulpo asado con papines confitados hasta matambre de cerdo marinado con puré de batatas. Preparaciones con combinaciones de sabores perfectas y una presentación que invita a disfrutar con la vista antes que con el gusto.

La barra también es protagonista. La coctelería de autor es un arte en sí misma, con creaciones que dialogan con la propuesta gastronómica. Cada cóctel es un viaje de sabores, preparado con la misma pasión y creatividad que los platos. Si pedís a la camarera un trago, Valentín Báez se acerca a la mesa y te sugiere el cóctel perfecto para tu cena.

Lomo, salsa de pimientas, zanahorias confitadas en manteca. Matambre de cerdo marinado, chips y puré de batatas y salsa de mostaza antigua. 

Llega el momento del postre. La carta cuenta con cuatro opciones, todas muy diferenciadas. Hay clásicos como tiramisú y otros reversionados, como la creme brûlee de vainilla con corazón de cremoso de chocolate. La crema de mascarpone con frutillas y sangría, el más audaz.  Y como telón de fondo, el jazz en vivo, porque la música es el alma del lugar.

Con un ritmo suave y envolvente, las melodías crean una atmósfera íntima y sofisticada que invita a la conversación. El ambiente de Desafinado es prolijo, cómodo, con sillas cómodas, linda vajilla y ambiente relajado. Cada detalle pensado para satisfacer al comensal y que se quede con ganas de más.

Sabores intensos, cocina a la vista y ambientación que no pasa desapercibida. Las paredes del salón vestidas con una muestra fotográfica de Adriana Mateo, fotógrafa argentina radicada en Nueva York y autora de AM Jazz, que refuerza la identidad del lugar. Adriana retrató a leyendas como Chick Corea, Wayne Shorter, Wynton Marsalis y Esperanza Spalding.

En definitiva, Desafinado logra lo que pocos consiguen: una experiencia donde cada elemento es vital. Un lugar ideal para quienes buscan una velada que estimule todos los sentidos y deje un recuerdo que perdure más allá de la última nota o el último sabor.

Desafinado 

Cuándo: de miércoles a sábados a partir de las 20 hs. Domingos al mediodía: brunch
Dónde: Diagonal 93 e/ Camino Centenario y 13 A, City Bell

En IG: @desafinadoclub

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