El concepto es comer en la casa del cocinero. Al lado de la cocina, escuchar el ruido de platos, ollas y sartenes del propio chef. Este momento gastronómico en donde se vivencia un ambiente distendido y donde los invitados estimulan todos los sentidos, es una tendencia.
En Argentina y en muchos países del mundo ya es habitual que parejas, grupos de amigos, solos y solas, compañeros de trabajo y hasta familias enteras elijan reservar sus lugares a través de la web y vivir una experiencia culinaria distinta.
El surgimiento del fenómeno se lo atribuye al mundialmente conocido como mealsurfing, que en términos generales es recibir invitados –normalmente turistas- en la propia casa y servirles comida local; e ir a comer a hogares de otros mealsurfers cuando se viaja. El término adoptó el nombre inspirado en el couchsurfing, que es similar pero incluye alojamiento además de la comida. Internet, con las redes sociales, las webs y las aplicaciones especializadas, hicieron de estas movidas algo global.
Y el mealsurfing fue adquiriendo distintos matices y opciones como los restaurantes ‘a puertas cerradas’, que se destacan por su ambiente íntimo y a los cuales se accede sólo con reserva previa. Por otra parte, para quienes quieren un servicio personalizado y exclusivo, existen cocineros que abren las puertas de sus casas y ofrecen un menú especial que se publica en la web. Se puede reservar toda la mesa para un grupo determinado –trabajo, familia, amigos- o bien ir solo o en pareja para conocer gente, socializar y compartir la mesa con otros.
Julio Lunghi, fundador y cocinero de A Fuego Fuerte, es uno de los pioneros de la tendencia, y desde hace cuatro años recibe en su departamento del barrio porteño de Recoleta hasta a ocho invitados por noche.
“La experiencia comienza desde que tocan el timbre”, explica Lunghi. Al llegar, los invitados son recibidos atentamente por su hija, y luego de unos tragos con recetas “secretas” y de unas exquisitas entradas se pasa a la mesa. El living está tenuemente iluminado con generando una atmósfera relajada y agradable. Dependiendo la ocasión, y generalmente a pedido de los propios invitados, Julio se sienta y comparte el café con alguna delicia, pero sin dejar de atender a todos y a cada uno de los comensales hasta en los más mínimos detalles.
Más allá de las recetas –que jamás son reveladas, como hacen los magos con sus trucos- el gran secreto del éxito de ‘A Fuego Fuerte’ está no solo en el alto nivel de la gastronomía, sino también en la forma de manejar los tiempos y la devoción por lo que hace el cocinero: “Yo recibo a mis invitados como recibo a mis amigos: poniendo lo mejor en cada encuentro para que disfruten de mi casa y de mi comida, sin limitar cantidades ni escatimar en la calidad de lo que ofrezco”, indica Lunghi.
Y la tendencia puede delinearse en el mapa argentino, sobre todo en las gr andes ciudades. En La Plata también prendió fuerte la movida, y uno de las referentes en ese sentido es Chef Santino, quien en una única mesa recibe, en su casa un mínimo de diez invitados con un menú fijo que publica de antemano. Desde que empezó a hacerlo profesionalmente, a medidos de 2014, la dem anda fue creciendo a pasos agigantados.
Y son cada vez más los emprendedores que se animan a abrir sus casas para recibir invitados a sentarse en sus mesas. Porque comer en lo del cocinero te da la posibilidad de disfrutar con amigos un espacio en donde se puede apreciar la cocina y conocer en detalle al chef que preparará los platos.