Monroyo: un bistró en City Bell para paladares inquietos

Por Silvina Baldino

Cualquiera que atraviese la puerta de entrada quedaría encantado con el entrañable universo del restaurante. Dos enormes ventanales al verde de la calle, el salón con la iluminación adecuada, un ventanal detrás de la barra donde se ve el trabajo incesante de los cocineros, la delicada presentación de los platos de autor con productos de estación y la atención personalizada de sus dueños convierten a este bistró de sólo 34 cubiertos en un rincón ideal para disfrutar de una cena íntima.

Monroyo es un proyecto que soñaron dos amigos cocineros: Gonzalo Benavides y Javier Nohaczewski, y sumaron a Silvia Botero, con experiencia en gastronomía. Con una carta acotada pero variada, basada en los productos de estación, el lugar propone disfrutar de platos diferentes con la impronta de Benavides y Nohaczewski, quienes se desempeñaron durante varios años como chef en diferentes cocinas de Europa. La idea siempre fue reencontrarse con la cocina mediterránea con los productos que ofrece nuestra región. Y sin duda, vemos una dupla que sabe armonizar los secretos de lo aprendido.

Las cenas en Monroyo son una experiencia gustativa. Es verano y la noche invita a sentarse en el patio. Elegimos un Malbec de la carta, y nos sirvieron unos choricitos con semillas de sésamo, morrones asados y alioli a manera de abrebocas o entrada. Como primer plato, una Morcilla a la plancha, romesco, tostada de pan con ajo y huevo frito que sabía espectacular. También tentaban en la carta los Chipirones a la plancha, que vienen con tomate asado y crema de panceta. Para continuar, opté por la Paella de rabo de toro y langostinos, un plato que refleja el fiel concepto del lugar: la perfecto combinación de esos sabores de España con materia prima y productos muy nuestros. Mi compañero de mesa pidió Carrillera de ternera braseada, y robé un sabroso bocado. Para terminar, me la jugué con el Sablé Bretón, con mousse de mascarpone, peras con almíbar de azafrán, crema de chocolate y helado. Una combinación de sabores exquisita.

Si vas a Monroyo vas a encontrar otros platos en la carta con pastas, carnes y pescados. Queda para una próxima visita los Sorrentinos negros rellenos con trucha terminados en una crema de camarones, limón y eneldo al estilo “Sardis”. Si vas con niños, hay platos simples para ellos como ñoquis de papa y tiritas de pollo rebozadas. La carta de bebidas incluye, además de una selección de vinos, aperitivos de la linea Lunfa y cerveza artesanal Nonthue. Si tomás bebidas  sin alcohol, tenés agua con gas, limonadas caseras y exprimidos de naranja. Abre de jueves a sábados de 20 a 23 hs y cuenta con servicio de take away.

Sin duda Monroyo nos gusta la casa, la atención y sus platos. Una propuesta donde todos los ingredientes se fusionan y nada decepciona. Anfitriones que saben materializar una verdadera experiencia gastronómica.

 

Monroyo 

Dónde: 473 bis entre 14b y 14c, City Bell
En Instagram: @monroyo.bistro

 

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