El lado B de Santiago de Chile

Por Silvina Baldino

Santiago de Chile es una ciudad con mucho que ver y hacer, su privilegiada ubicación entre los Andes y el Pacífico hace que esté rodeada de parajes extraordinarios y que tenga un clima excepcional. Más allá de la tentación de hacer shopping, empujada por su variedad de marcas internacionales y buenos precios, la capital chilena es un extraordinario lugar para caminar y enamorarse de sus rincones acompañados por la calidez y alegría de su gente.

· Subir al Cerro Santa Lucía

Es uno de los espacios verdes que le da identidad a la ciudad. Además de ser un paseo agradable para desconectarse del bullicio de loa gran ciudad, el Cerro Santa Lucía cuenta con una carga histórica importante: es aquí donde en 1541 Pedro de Valdivia fundó Santiago.

Subir el cerro es gratis, sólo basta llegar a la entrada por Alameda (Avenida Libertador General Bernardo O’Higgins) y registrarse en un libro de visitas. El Santa Lucía está ubicado en el corazón de la capital chilena y puede recorrerse a pie y sin prisas. Frondosa vegetación, el castillo Hidalgo, fuentes de agua, varias terrazas y miradores para descansar.

Con el ascenso a la cima del cerro se obtiene una de las vistas más hermosas de toda la ciudad. Si se tiene la posibilidad de hacerlo, vale la pena estar allí arriba a las 12 del mediodía cuando un hecho se repite desde la época del la independencia chilena: un cañonazo. 

· Arte y diseño en Lastarria

El bohemio Barrio Lastarria es como un pequeño oasis en el centro de la ciudad. Se ubica a los pies del Cerro Santa Lucía y la arquitectura invita a caminarlo; sus calles curvas y angostas son un viaje al pasado. Hay muy buena gastronomía y bonitos bares para sentarse y disfrutar de una comida o un trago. Durante el día, puestos callejeros de arte y libros usados.

Por su parte, Lastarria es un polo cultural y tiene varios museos y centros culturales. Vale la pena ver alguna de las exposiciones gratuitas del GAM Museo Gabriela Mistral y deslumbrarse con su singular arquitectura. Otro de los sectores imperdibles del barrio es la calle Merced. En dos cuadras emergen galerías de diseño, boutique y pequeños restaurantes y almacenes. Todo es de nicho. Ekho Gallery, por ejemplo, es una galería especializada en fotografías; Metales Pesados en pintura y objetos; y la tiendas Plop! en ilustración, historietas y gráfica. 

· Bellavista al anochecer

El Barrio Bellavista es otro de los barrios más bohemios y culturales de Santiago. Allí, el Patio Bellavista es un lugar de encuentro donde convergen la gastronomía, la cultura, el arte, el diseño, el vestuario y la artesanía, en un ambiente seguro. Es un espacio ideal para distenderse, sentarse a tomar algo desde el atardecer, ver la gente pasar y socializar.

En este barrio encontraremos la mayor cantidad y diversidad de pub y discotecas, ya que hay en todos los estilos y para todo tipo de bolsillos. Tomar una cerveza artesanal en Krossbar es una experiencia genial, pero el hit gastronómico lo encontramos en el fabuloso Jardín Mallinkrodt, un nuevo y ondero patio-bar ideal para visitar en verano y disfrutar de los food trucks y la cerveza artesanal. 

· Providencia 

A pesar de que es una de las zonas más típicas de la capital, incluimos a Providencia en el lado B de Santiago por su oferta gastronómica y sus locales nocturnos. Todo queda cerca en este barrio, para ir a pie.

Caminar es la mejor forma de conocer la comuna de Providencia, una zona residencial muy arbolada con rincones únicos. El barrio Manuel Montt es ideal para un encuentro gastronómico nocturno. Vale la pena visitar el mítico bar Liguria para tomarse un pisco o degustar algún plato de la cocina chilena, o bien sentarse en la barra de Quinto Bar.  También en la zona comprendida en el pasaje Orrego Luco, siempre hay algo que hacer. Si te gusta el diseño, tus pasos pueden llevarte hasta la galería Drugstore, sobre Av. Providencia. 

· Barrio Italia con el espíritu trendy

Al mediodía o a la tarde. Sobre la calle Italia entre Marín y Sucre, entre casonas coloniales de fines de siglo XIX y principios del XX conviven almacenes pequeños, tiendas de diseño, galerías de arte, cafés y restaurantes que dan vida a este barrio bastante trendy, con un ambiente por demás interesante.

El lugar hay que recorrerlo a pie asomándose a cada portal para encontrarse con un patio, cafeterías y locales de diseño independiente. Carpinteros y restauradores también están distribuidos por esta zona, por lo que cualquiera puede ser testigo cómo la madera y el metal van recobrando vida.

Por otro lado, el barrio también se ha convertido en un centro gastronómico de la ciudad. Vale la pena sentarse en el hermoso jardín de la vereda de Sapiens, un restó con preparaciones 100%  vegetal, o deleitar un rico pastel de choclo de Buganbilia en el hermoso patio interno de la casona Doña Rosa. 

· El encantador callejón de Parque Bustamante

A pocos pasos del Parque Bustamante, un pequeño callejón con fachadas de color le da cierto aire colonial a la ciudad. Entre Vicuña Mackena y Parque Bustamante, a la altura de Rancagua, está el secreto de la ciudad mejor guardado: la calle José Arrieta. Estar allí es como transportarte por un instante a una ciudad llena de color y tranquilidad. Se puede admirar algunos murales y los detalles de puertas, paredes y ventanas de cada fachada. 

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