Diez razones para descubrir Praga

Por Silvina Baldino

La ciudad de las cúpulas. La ciudad más imperial. La forma en que se denomine a Praga siempre hace hincapié en su belleza única y su impronta entre medieval y gótica que sencillamente enamora.  Quienes la visitan quedan maravillados por el hermoso paisaje urbano que le otorgan los tejados rojizos, callejones estrechos y las torres de color verde botella. Aquí, 10 motivos por los que debes incluir a Praga (dos o tres noches) en tu itinerario por Europa:

· Maravillarse desde las alturas en la Colina de Petrin.
Junto al barrio de Mala Strana, esta colina es uno de los mejores miradores desde el que observar la ciudad bohemia y medieval. Se puede subir en funicular; éste se toma en la calle Ujezd y con él recorrerás los 500 metros de raíles para llegar a la esperada colina. En lo alto de la misma se encuentra el Observatorio Frederick, la iglesia de Sv. Vavrinec (San Lorenzo), y una torre que trata de emular a la Torre Eiffel de París. Se trata de la Torre de Petrin, y tiene una altura de 63 metros. Finalmente, para llegar a lo alto de torre has de subir 299 escalones.

· Cruzar a pie el puente Carlos
Es el puente más viejo de Praga y cruza bajo él el río Moldava. En cada momento del día ofrece un aspecto diferente, tanto por la luz como por la gente que lo puebla. Tiene 500 metros de largo por 10 de ancho. A lo largo del puente hay una treintena de estatuas, muchas de ellas copias de las originales que están en el Museo Nacional. La más famosa es la de San Juan de Nepomuceno, confesor de la esposa del rey Wenceslao IV, que fue arrojado a este río por orden del celoso monarca. Dice la tradición que quien toca con la mano izquierda la base de la estatua y formula cinco deseos, le será concedido uno. Vale la pena también, subir a una de las Torres del Puente Carlos y deleitarse la vista con las vistas panorámicas de la ciudad.

· Vivir una experiencia multisensorial en calle Karlova
La estrecha y sinuosa calle Karlova es una calle peatonal entre Mala Strana y Stare Mesto, los dos barrios históricos de Praga, y sirve de conexión entre el Puente de Carlos y la Plaza de Ciudad Vieja. El recorrido se convierte a continuación en un agradable paseo a pie. Allí, músicos callejeros, numerosas tiendas y cafés con cosas ricas para hacerse al paso. Vale la pena hacer un stop y pedir un trdelník, un pastel tradicional de la cocina eslovaca.​ En muchos de los locales podrás ver cómo se asa al fuego de las brasas una masa de harina enrollada en un pincho de madera que gira sobre sí mismo. Te lo sirven dulce o salado, de la manera que quieras. No sólo un espectáculo visual, sino de toda una fuente de deliciosos olores.

· Perderse en las callecitas de Isla de Kampa.
También conocida como la Venecia Praguense, esta isla que ha sido formada por el río Moldava es una zona para perderse en el tiempo y recorrer sus tranquilas y románticas callecitas. El trazado de la isla de Kampa está lleno de vericuetos, pasadizos mágicos, antiguas fachadas barrocas remozadas, lujosos restaurantes o atrios de casas donde tomarse un una cerveza bien fría. Kampa tiene también muchos puntos de acceso al río, spots muy agradables para saborear un café en las terrazas instaladas a sus orillas. Aquí está la que dicen que es la calle más estrecha del mundo,  un pequeño pasadizo en cuesta y con escalones por el que apenas cabe una persona. La isla también tiene sus museos, como el dedicado al escritor Franz Kafka.

· Sacarse una foto en el Muro de John Lennon.
Situado en la Isla de Kampa, al lado de la Plaza Velkopřevorské, este muro pintado con infinitos colores, es símbolo de la libertad de expresión que se renueva continuamente con diferentes motivos inspirados en el cantante de The Beatles. Eran tiempos de época comunista cuando sucedió el asesinato de John Lennon allá por 1980. Tras conocerse la noticia, un grupo de jóvenes pintó la cara de Lennon en aquel muro blanco, y se convirtió en el único lugar de la antigua Checoslovaquia donde era posible expresarse -sin palabras, pero con pinceles- con libertad. vale la pena buscar el encuadre perfecto para una significativa foto.· Sentarse a tomar un café en la Plaza de la Ciudad Vieja
En la plaza se encuentran numerosos monumentos de interés como la Iglesia de San Nicolás, la Iglesia de Týn, el monumento a Juan Hus, y el Antiguo Ayuntamiento, de origen medieval, donde se ubica el curioso Reloj Astronómico, un ícono de la ciudad, el cual se acciona cada hora en punto y salen las figuras a moverse al son de los segundos. Vale la pena sentarse en alguno de los cafés de la Plaza y contemplar los palacios neoclásicos y barrocos que se erigen alrededor. Cada fachada presenta una decoración única.

· Descubrir los rincones del Castillo de Praga
Se trata de un complejo con el castillo medieval más gr ande del mundo. Su recinto engloba la Catedral de San Vito, los Palacios Reales Nuevo y Viejo o el Callejón de Oro, una calle repleta de leyendas sobre la práctica de la alquimia y tiendas curiosas de marionetas. Además de ser una estupenda oportunidad para disfrutar de un concierto de música clásica en el Palacio Lobkowicz. Dentro del complejo del castillo, también se puede pasar por la basílica románica de San Jorge. Para bajar del castillo se puede descender por los viñedos de San Wenceslao. Allí, Villa Richter, un restaurante con una hermosa terraza ideal para disfrutar de una cena o sólo para tomarse una copa de vino con un entorno magnífico.

· Ver una función de Teatro Negro 
El Teatro Negro constituye una de las tradiciones artísticas más consolidadas de la República Checa y ganó popularidad en todo el planeta. Nacido en los años 50, esta curiosa forma de interpretar aúna el teatro tradicional con el circo; la oscuridad con el colorido; el mimo con el baile. En la ciudad de Praga puntualmente, una de las mejores salas para disfrutar de este estilo de propuestas es el Teatro Image, un espacio que se caracteriza por desarrollar sus espectaculares obras de forma independiente. Otra sala atractiva es la del  Metro, uno de los teatros más antiguos y es atractivo porque no guarda secreto y muestra los detalles misteriosos al final de cada función. 

· Rooftop en Casa Danzante
Un extraño edificio de estilo descontructivista se asoma mientras paseas por la ribera del río. Se trata de Dancing House, y resulta muy simpático ver como en medio de tantas construcciones clásicas y regias se encuentra este edificio con un aspecto hiperfuturista, pero que no desentona para nada con el entorno. Este extraño edificio moderno (1966) fue construido en acero, cristal y hormigón prefabricado por los arquitectos Frank Gehry y Vlado Milunic. Se utiliza como un edificios de oficina con un restaurante francés en el piso superior. La vista del castillo de Praga, la colina de Petrin y el río Vltava desde el techo es espléndida, por lo que vale la pena subir a la terraza donde se encuentra un bar y disfrutar de la hermosa vista de la ciudad vaso en mano.

· Observar la estatua de Franz Kafka que no para de moverse.
Es la cabeza del escritor Franz Kafka -nacido en esta ciudad en 1883-, obra del controvertido artista David Černý. Se halla en la Avenida Nacional (Narodni trida), sobre la estación de metro. La obra tiene 42 bloques/segmentos metálicos (once metros de altura), y en su construcción se han empleado veinticuatro toneladas de hojalata inoxidable. En total pesa 39 toneladas. Sin embargo, lo que más llama la atención es el movimiento constante de todos los bloques, que giran independientemente gracias a un motor que alimenta un kilómetro de cables.

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